lunes, 26 de mayo de 2025

Mexico- UNAM. Influencia del suelo (terroir) en el sabor de la miel

   lunes 26 de mayo de 2025

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Cómo el cuidado del suelo afecta al sabor de la miel, según la UNAM

Checa qué dice este informe de la Universidad Autónoma de México sobre cómo cuidar el sabor de la miel.


Conoce qué dice la UNAM sobre cómo cuidar el sabor de la miel.

Conoce qué dice la UNAM sobre cómo cuidar el sabor de la miel.

La miel es uno de los alimentos más antiguos y valorados del mundo. En México, su consumo no solo es tradición, sino también una fuente importante de ingresos para comunidades rurales. Pero ¿alguna vez te has preguntado por qué una miel puede tener un sabor más floral, cítrico o amaderado que otra? La respuesta, según investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), está directamente relacionada con la salud del suelo donde se desarrollan las flores que alimentan a las abejas.

Un estudio reciente del Instituto de Ecología de la UNAM reveló que el tipo de suelo y su calidad influyen en las plantas que crecen en una región, lo que a su vez determina las características del néctar y, por ende, el sabor final de la miel. Esta conexión entre la tierra y el producto final va mucho más allá de lo que normalmente se considera: no es solo lo que comen las abejas, sino el entorno completo el que define la calidad de la miel.

A medida que crece la preocupación por el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, los científicos insisten en la necesidad de proteger los suelos como una forma indirecta de cuidar a las abejas y garantizar miel de buena calidad. El equilibrio natural entre suelo, flora y polinizadores es clave para mantener ecosistemas sanos y una apicultura sostenible.

Por qué hay que cuidar el suelo para cuidar a las abejas

El suelo no es simplemente tierra. Es un ecosistema vivo que alberga microorganismos, minerales y nutrientes esenciales para el crecimiento de las plantas. Si ese suelo está sano, las flores que crecen sobre él serán más diversas, vigorosas y ricas en néctar, lo cual tiene un impacto directo en las abejas, que dependen de ese néctar para alimentarse y producir miel.

Cuando el suelo se degrada por el uso excesivo de agroquímicos, la deforestación o la sobreexplotación agrícola, las plantas que crecen en él también pierden calidad. Esto obliga a las abejas a recorrer mayores distancias para conseguir alimento, lo que debilita sus colonias y reduce su productividad. Además, el néctar de plantas empobrecidas no tiene la misma complejidad de sabores, afectando directamente el perfil sensorial de la miel.

El estudio de la UNAM también destaca que la diversidad botánica de un área —condicionada por el tipo de suelo— da lugar a mieles con sabores únicos. En regiones con suelos volcánicos, por ejemplo, se producen mieles con notas minerales, mientras que en suelos ricos en materia orgánica abundan sabores florales y afrutados. Este fenómeno, conocido como “terroir” en el mundo del vino, también aplica en la apicultura.

Proteger los suelos no solo beneficia a los agricultores, sino también a los apicultores, consumidores y al equilibrio ambiental. México es uno de los principales productores de miel a nivel mundial, y cuidar este recurso implica un enfoque integral que incluya la preservación del entorno natural.

Así que la próxima vez que disfrutes una cucharada de miel, recordá que su sabor no depende solo del trabajo de las abejas, sino también del estado de la tierra bajo tus pies. Cuidar el suelo es cuidar la biodiversidad, la salud ambiental y la riqueza gastronómica de nuestro país.

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