Las Asociaciones de Apicultores condenan la masacre de abejas
Las colmenas del apicultor salmantino con las abejas asfixiadas. / WORD
Dos apicultores, uno de Salamanca y otro de Cáceres, sufren un nuevo varapalo al ver cómo tapaban sus colmenas, lo que supuso la asfixia de los insectos
De nuevo la apicultura trashumante vuelve a sufrir otro varapalo con la asfixia de abejas a dos apicultores de la provincia de Salamanca y Cáceres.
Los graves incidentes se suman a los sucesivos ataques que sufren los apicultores trashumantes de Salamanca y Extremadura durante los últimos años, y que han sido denunciados tanto por la la Asociación de Apicultores Salmantinos como por la Asociación Cacereña de Apicultores.
Cansadas de esta situación, ambas agrupaciones junto a organizaciones agrarias y empresas, exigen «urgentemente que se proteja a la abeja como agente polinizador fundamental, a los apicultores como agentes fijadores de la población al medio rural y, en general, la actividad apícola como generadora de sustento económico para cientos de familias».
Por una parte, el apicultor salmantino Bernabé Gutiérrez se encontró el pasado 28 de mayo las 98 colmenas que disponía en la comarca de Plasencia tapadas. El asentamiento aunaba unos 9.800.000 ejemplares. Se trataba de un colmenar fuerte de unas 100.000 abejas por colmena que daba grandes rendimientos de trabajo.
El apicultor asegura que ha perdido además del asentamiento unos 5 bidones de miel de primavera más otros tres de la posible cosecha de septiembre. En total, estima en 21.000 euros las pérdidas sin contar con la inversión que deberá destinar a la reposición.
El apicultor dio parte a la Guardia Civil y al seguro y lamenta el desastre y los desperfectos. «Con lo malo que está el año por la sequía, conseguir poner las colmenas así de buenas como estaban éstas cuesta mucho trabajo», lamenta.
Por otra parte, el apicultor extremeño Juan Carlos Iglesias Marcos también ha sido víctima, el pasado 30 de mayo, de otro atentado. Iglesias ha perdido 203 colmenas ubicadas en el municipio de Robleda-Cervantes en la provincia de Zamora. Al igual que el salmantino, las abejas se han asfixiado como consecuencia del cierre intencionado y deliberado de las piqueras que permiten la salida de las abejas y el normal pecoreo.
Por todo lo sucedido, desde las asociaciones solicitan «a la Administración que se vigilen estos actos vandálicos a través de los grupos Roca - Seprona de la Guardia Civil con la finalidad de prevenir posibles enfrentamientos entre apicultores. Y se insta al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y las administraciones de las comunidades autónomas que trabajen de manera conjunta en la modificación del Real decreto 209/2002».
El objetivo que persiguen es que se establezca «un régimen de distancias entre asentamientos apícolas en el ámbito nacional, del mismo modo que ya se regulan distancias a carreteras, núcleos urbanos, caminos, etc. De este modo, desaparecerían las actuales normativas locales y autonómicas relativas al área de pecoreo que están en el origen del problema», afirman .
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