La reducción de apicultores es considerable, como así también el avance de la frontera agrícola.
La Provincia de Córdoba es indudablemente una de las zonas del país donde la frontera agrícola le fue
ganando el terreno a la apicultura y poco a poco la fue desplazando considerablemente.
Sobre estas cuestiones desde la localidad de Villa María el productor apícola, Federico Ezenga, señaló
que en la última década la disminución en el número de apicultores alcanza cifras cercanas a un 70 %,
 lo mismo ocurre con el sector productivo. Tiempo atrás las colmenas daba rindes promedio de 40 a 45
 kilos y hoy no superan los 20 en una importante cantidad de colmenares.
Esto tiene correlación directa con la disminución de la flora melífera, la cual mermó también entre un
60 a 70 %, dándole paso a la soja o a los tambos de entabulados, en los cuales se corta la alfalfa ni bien
 florece y obviamente esto perjudica sustancialmente a la abeja. Sólo hay “islas” donde poner las
 colmenas.
Actualmente la zona de Villa María cuenta con alrededor de 3 salas de extracción
y 30 productores apícolas , números muy lejanos a diez años atrás  cuando la cifra superaba los cien
 apicultores.
Esta difícil situación que se atraviesa en esta parte de Córdoba no escapa a la realidad en otros puntos
de la provincia o en otras regiones del país, principalmente de la Pampa Húmeda, que es donde se
 asienta el mayor número de colmenas.
La cosecha
La zafra 2018/2019 no fue para nada buena, con promedios que apenas oscilaron en el mejor de los
casos en los 20 kilos, cuando la realidad económica indica que a los valores actuales una colmena
comienza a ser rentable precisamente una vez que se superan esos 20 kilos.  Debiera llegar a los 2,20
dólares, a estos valores van a seguir los que le guste mucho la abeja o hagan trashumancia, manifestó
Ezenga.
En la zona, además, se dio una particularidad que muchos apicultores recién pudieron terminar de
cosechar sobre fines de Junio, ya que no se podía ingresar a los apiarios como consecuencia de las
 lluvias excesivas.
Frente a esto muchos optaron por dejar la miel para pasar el invierno y no tener que alimentar, pero lo
 grave del tema es que otros tantos no llegaron a tiempo para realizar las curas correspondientes y hubo
 una importante mortandad, pero además debilitamiento de colmenas pensando en el inicio de la
 floración ahora en septiembre.
Sin embargo, algunos lotes se mantuvieron fuertes y ya empezó a haber algo de entrada de néctar
principalmente de nabillo.
Con este contexto de disparidad, es imposible vislumbrar que pueda llegar a ocurrir en la temporada
que se avecina, pero lo cierto es que el cierre distó demasiado del ideal.
Precios
Otra de las grandes preocupaciones que siempre tiene el apicultor está relacionado directamente a lo
que ocurre con el precio y las posibilidades de lograr operaciones comerciales que sean rentables en el
 marco de un contexto que por lo general siempre es desfavorable.

Sobre esto, Ezenga explicó que claramente las cifras que se manejan son totalmente insuficientes y más
 considerando todo el movimiento que se dio tras el resultado de las PASO, el cual genera un manto de
 incertidumbre y temor entre los apicultores por posibles nuevos aumentos de los insumos, algo que
 jamás va acompañado de un movimiento en el precio por kilo de miel que se paga al apicultor.
Con una expresión de lamento y resignación a la vez Ezenga fue tajante al momento de referirse a la
relación con la Provincia. “Se está en contacto, pero las autoridades provinciales mucho no pueden
hacer porque no cuentan con fondos disponibles y eso realmente complica cualquier tipo de iniciativa.
A menos que reaccione el mercado y se puede pagar dos dólares el kilo todo se seguirá moviendo de
 manera lenta y quedarán solamente los apasionados de la actividad”, y agregó “ni hablar si se vienen
más exigencias desde SENASA que será otra complicación para el productor que no cuenta con
recursos”.
 Esta realidad a nivel estatal es una constante al momento de hablar con los referentes de la actividad,
quienes en general aseguran que tienen buenas intenciones o ideas para llevar adelante en el plano
apícola, pero que no cuentan con los recursos necesarios como para ponerlos en marcha y de esta forma
 lograr algún tipo de beneficio y/o mejora que pueda favorecer directamente al productor, que
indudablemente se encuentra desde hace varios años navegando a la deriva y en un contexto que cada
 vez lo perjudica más.