Un total de 200 productores han emprendido en esta actividad con esta especie y han conformado tres asociaciones integradas por varias comunidades, según el Ministerio de Agricultura.
Una actividad que está en crecimiento en la provincia de Azuay es la apicultura de donde se obtienen productos como la miel, cera, propóleo y demás derivados que proporcionan las abejas.
Este es un proceso milenario al que le apuestan las comunidades de Chaucha, Guachapala, Paute, El Pan, Molleturo, Gualaceo y otros sectores como Gualalcay de la parroquia El Valle.
En esta última existen ocho personas que se dedican a la actividad. Lucía Campoverde, miembro de la Asociación de pequeños ganaderos de San Judas Tadeo, es una de ellas.
Sostuvo que la apicultura es una alternativa a la producción económica de su labor en la ganadería. “Iniciamos el proceso desde hace tres meses perdiendo el miedo de trabajar con abejas, porque nosotros somos ganaderos”.
Agregó que con el producto que obtiene de las abejas, en este caso la miel, dinamizan más su economía.
En talleres de apicultura que realiza el Ministerio de Agricultura y Ganadería, MAG, aprenden a preparar jarabe para la alimentación de nuevas colmenas.
“Cuando no hay mucha floración, se fabrican alimentadores que se colocan dentro de una caja de colmena para no perder la producción”, mencionó Luis Carpio, apicultor.
Es una industria incipiente, pero cada vez toma más fuerza. Sin embargo, pocos saben de las abejas silvestres o nativas, y mucho menos de su posible mercado.
Así lo considera José Bueno, técnico del Ministerio de Agricultura y Ganadería, MAG, quien explicó que de acuerdo con el Registro Apícola del Ecuador hecho por el MAG, en 2018, en el país hay 1.760 apicultores y 19.155 colmenas que proveen al mercado también polen, propóleo y cera.
“En la provincia existen alrededor de 200 apicultores que tienen esta actividad de trabajar con abejas silvestres”, acotó.
Más allá de la producción de miel, las abejas son importantes por la polinización, “para ello se realiza una protección de estos insectos fundamentales para el equilibrio natural”, destacó.
Refirió que la miel de las abejas sin aguijón o conocidas como meliponas, ha servido durante años en medicina tradicional para tratar enfermedades oculares, respiratorias y digestivas.
Eso la hace alcanzar precios más altos que la miel de las abejas con aguijón o africana, dijo el funcionario. (I)
Esta especie de abeja reduce el alto riesgo de trabajo de los apicultores
Las meliponas no solo producen mieles de alta calidad. También son unas polinizadoras excelentes. Gracias a ellas persisten cultivos como el tomate, la berenjena, el ají, el café y el aguacate, entre otros, que garantizan la seguridad alimentaria, según mencionó José Bueno, técnico del MAG, quien capacita a más meliponicultores en cómo tecnificar sus cajas, dejar la forma rústica de producir y avanzar hacia mieles más limpias que se conservan mejor en los empaques.
Los productores le dan un valor agregado a la miel de estos insectos porque son especies de abejas sin aguijón, meliponas, “es decir, no pican como las africanas, lo que reduce el riesgo y los costos al trabajar con ellas”.
Una limitante de la crianza de abejas es la adquisición de las cajas estándar, sin embargo, según Bueno, con los apicultores se fabrican estas con tablas o artículos que se poseen en el hogar, “no serán las mejores, pero dan un gran servicio”, explicó. Y lo más importante es que las asociaciones apicultoras confeccionan sus propias herramientas de trabajo, como la indumentaria para el manejo de colmenas. (I)
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