Desde su llegada al poder, Mauricio Macri comenzó a trabajar en una política de apertura comercial, que afecta tanto a importaciones como exportaciones, destacó en una disertación en Tres Arroyos Lisandro Mogliati (en la foto) y a continuación nuestro medio presenta la información y opinión del mismo en versión periodística.
En tanto que se implementaron otras medidas, como por ejemplo se eliminaron para casi todas las posiciones del universo arancelario, los derechos de exportación (incluida la miel cuya exportación estaba gravada con un 10 % sobre valor FOB).
En lo que hace al control de las importaciones, se dejó sin efecto el sistema de DJAI (declaraciones juradas anticipadas de importaciones) y se crea el SIMI (Sistema de Monitoreo de Importaciones), basado en licencias automáticas y no automáticas de importación, que ha flexibilizado el ingreso de manufacturas extranjeras.
Por otra parte, seguimos atravesando una coyuntura internacional de baja general en los precios de los alimentos y de los commodities, que han caído a su nivel más bajo en cinco años, aunque vale agregar que en los últimos meses la caída se detuvo.
Yendo a lo que atañe al mercado de la miel, más allá de los “fundamentals” propios del negocio internacional apícola, estos son factores genéricos bajistas que afectan también a la miel.

Antes y ahora
En 2007/2008 los precios de los alimentos se dispararon a nivel mundial por una serie de factores, entre las cuales se destacan el crecimiento exponencial de China, la debilidad del dólar frente a otras monedas, la suba del petróleo y la intervención de capital especulativo en el mercado de los commodities agrícolas.
Como contrapartida, actualmente la fortaleza del dólar, la baja de la tasa de crecimiento en China y otros mercados emergentes, la caída del petróleo sumada a la crisis europea, enfriaron la economía mundial y se redujo la demanda de alimentos con depresión de los precios.
Como algo agravante, debemos añadir que a diferencia de otras producciones, la miel es un bien suntuario, del cual el consumidor puede prescindir o reemplazar o bien comprar otras mieles más baratas y de menor calidad, que de hecho se viene dando en el último tiempo, con una notaria baja en el consumo de mieles argentinas por parte de Estados Unidos.
Otro dato muy importante a considerar es el ingreso de nuevos actores al mercado de la miel, países que tiempo atrás eran importadores y que ahora se convirtieron en exportadores. Brasil, Nueva Zelanda, India, Vietnam, Ucrania, son algunos ejemplos de países que hoy compiten con Argentina con mejores precios relativos.

¿La salida?
Planteada la situación, es fundamental encontrar una salida rápida para evitar que más apicultores continúen abandonando la actividad, un proceso que comenzó años atrás y que aún no se detuvo.
El desafío es agregarle valor a la miel, diversificar mercados de destino bajo una clara organización y participación de los productores en términos cualitativos de la producción y en la comercialización a nivel internacional en forma directa.
Algo muy importante y que debemos considerar es que la producción mundial de miel anual, se estima en cerca de 1.500.000 toneladas y cerca de un 80 % se produce en el hemisferio norte.
Del hemisferio sur, la producción argentina es la más relevante con casi el 35 % de la producción total, lo que le otorga una ventaja de poder exportar en contraestación.
Sin embargo, en 2014 el total comercializado a nivel mundial superó el promedio, exportándose más de 623.000 toneladas, aunque Argentina perdió terreno ya que en 2014 las exportaciones representaron solo el 8,7 % del total mundial y en 2015 las estimaciones finales señalan una reducción muy notoria, alcanzando apenas el 5 %.