martes 5 de junio de 2012
http://www.asadoapicola.com.ar/carta_al_ministro.html

Centro de Apicultores del Sudeste Cordobés
Adherido a A.P.A.R.A. (Asociación de Productores Apícolas de la República Argentina)
Al Ministro de Agricultura,
Ganadería y Alimentos de la
Prov. de Córdoba Sr. Carlos Gutiérrez
S_____________/______________D.
Nos dirigimos a Ud. para hacerle conocer nuestra preocupación por la angustiosa situación en que se encuentra la actividad apícola en la zona de influencia de nuestra agrupación, que juzgamos que es la misma de toda la provincia. En esta última década la pérdida de rentabilidad ha sido tan pronunciada que ha obligado a más del 50% de los productores a abandonar la actividad y la presente temporada representó el golpe de gracia por los bajísimos rindes obtenidos.
Para graficar nuestra expresión permítanos citarle este ejemplo: En la temporada 98- 99 se cosechó en nuestra zona un promedio de 70 kg de miel por colmena, en la del 2005-2006, 40 kg, en la de 2008-2009 sólo 15 kg y en la presente temporada el promedio de miel cosechada fue de entre 5 y 7 kg.
Esto no es casual, pues inversamente proporcional a estos rindes, en el año 1996 se aplicaron en Argentina 5.000.000 (cinco millones) de litros de GLIFOSATO y diez años más tarde, en el año 2006 se utilizaron 150.000.000 (ciento cincuenta millones) de litros de este herbicida.
Por mayor diferencia de rentabilidad a favor de la soja, ésta ha reemplazado a la ganadería, a la cual está implícitamente asociada la apicultura por el aprovechamiento de sus pasturas.
Por ser la soja transgénica un cultivo íntegramente dependiente de los millones de litros de agroquímicos que se vierten en el campo, es inevitable que reemplace a la casi totalidad de la flora favorable a la apicultura; es común ver que se fumigue “hasta a los alambrados”, y en casos extremos hemos visto a aplicadores terrestres, que circulando por los caminos públicos, sin ninguna necesidad extienden los brazos hacia las banquinas, eliminando cualquier vestigio de flora que pudiesen aprovechar las abejas.
En este contexto observamos la pérdida de mano de obra rural. Al ser reemplazada la ganadería por los monocultivos, los dueños de la tierra ya no se quedan ellos ni contratan empleados que se queden en el campo a criar animales. Este desarraigo implica la irremplazable pérdida de la cultura de vida de la gente de campo. Es lamentable recorrer kilómetros y kilómetros de caminos rurales, encontrando sólo taperas como mudos testigos de este atropello cultural.
A este perjuicio económico y cultural se suma algo también importantísimo como es la destrucción de la biodiversidad (ya casi no se ven en el campo ranas, liebres y algunas especies de pájaros). En pos de la instauración de este modelo productivo se han talado millones de hectáreas de montes naturales.
“A fines del siglo XIX Córdoba tenía 13 millones de hectáreas de monte; con las necesidades y métodos de producción actuales, sólo queda medio millón de hectáreas” (La Voz del Interior 21/02/2010 Pág 3 A)
Lo que adquiere ribetes de mayor dramatismo es la destrucción y contaminación de los suelos, napas de agua, ríos y lagunas con pesticidas cada vez más potentes, pues las plagas se hacen resistentes. Este año se fumigó desde el aire con un cóctel de ENDOSULFAN más FIPRONIL. También se utilizó en cultivos de maízIMIDACLOPRID (prohibido en Europa pero permitido en nuestro país).Estos pesticidas, con amplio poder residual, no discriminan entre plagas y abejas. Algunos de ellos actúan como neurotóxicos, desorientando a las pecoreadoras, que al abandonar la colmena no son capaces de regresar a ella por el daño recibido en su aparato nervioso. Los apicultores vemos destruido de este modo nuestro mayor capital, las abejas.
Muchas veces estos pesticidas se aplican, alrededor de nuestras localidades, a metros de las viviendas de la gente, logrando engrosar de este modo las estadísticas de casos de cáncer en las poblaciones que son víctimas de estas prácticas. Estos métodos de producción a costa de casi cualquier cosa, se convierten en verdaderos homicidios silenciosos, ocultos incluso por muchos medios masivos de comunicación.
Sr. Ministro, los apicultores, si tenemos la suerte de subsistir al clima y a las adversidades que le mencionamos, nos queda aún la ingrata tarea de comercializar nuestra producción, a precios que a pesar de parecer altos, no están acordes con los costos en nuestras empresas.
Señor Ministro, las abejas son un fusible que salta denunciando una situación más compleja, con aristas de este problema de la que muchas veces no se habla, porque tocan intereses económicos muy poderosos. Los productores y nuestras humildes asociaciones no tenemos el peso para revertir esta situación. Pensamos que es necesario que el estado implemente políticas, que aseguren por lo menos la subsistencia de actividades como la nuestra, que está en verdadero y alarmante peligro de extinción. Es por eso que nos dirigimos a Ud., para sumar nuestra voz, a la de los que solicitan que se declare en situación de desastre a la Apicultura en nuestra Provincia.
Sin otro particular saludamos a Ud. Atte.
http://www.asadoapicola.com.ar/carta_al_ministro.html
Centro de Apicultores del Sudeste Cordobés
Adherido a A.P.A.R.A. (Asociación de Productores Apícolas de la República Argentina)
San Martín 463. T.E. Bell Ville (2550) Dpto. Unión Pcia. De Córdoba
Bell Ville, 12 de marzo de 2010 |
Ganadería y Alimentos de la
Prov. de Córdoba Sr. Carlos Gutiérrez
S_____________/______________D.
Nos dirigimos a Ud. para hacerle conocer nuestra preocupación por la angustiosa situación en que se encuentra la actividad apícola en la zona de influencia de nuestra agrupación, que juzgamos que es la misma de toda la provincia. En esta última década la pérdida de rentabilidad ha sido tan pronunciada que ha obligado a más del 50% de los productores a abandonar la actividad y la presente temporada representó el golpe de gracia por los bajísimos rindes obtenidos.
Para graficar nuestra expresión permítanos citarle este ejemplo: En la temporada 98- 99 se cosechó en nuestra zona un promedio de 70 kg de miel por colmena, en la del 2005-2006, 40 kg, en la de 2008-2009 sólo 15 kg y en la presente temporada el promedio de miel cosechada fue de entre 5 y 7 kg.
Esto no es casual, pues inversamente proporcional a estos rindes, en el año 1996 se aplicaron en Argentina 5.000.000 (cinco millones) de litros de GLIFOSATO y diez años más tarde, en el año 2006 se utilizaron 150.000.000 (ciento cincuenta millones) de litros de este herbicida.
Por mayor diferencia de rentabilidad a favor de la soja, ésta ha reemplazado a la ganadería, a la cual está implícitamente asociada la apicultura por el aprovechamiento de sus pasturas.
Por ser la soja transgénica un cultivo íntegramente dependiente de los millones de litros de agroquímicos que se vierten en el campo, es inevitable que reemplace a la casi totalidad de la flora favorable a la apicultura; es común ver que se fumigue “hasta a los alambrados”, y en casos extremos hemos visto a aplicadores terrestres, que circulando por los caminos públicos, sin ninguna necesidad extienden los brazos hacia las banquinas, eliminando cualquier vestigio de flora que pudiesen aprovechar las abejas.
En este contexto observamos la pérdida de mano de obra rural. Al ser reemplazada la ganadería por los monocultivos, los dueños de la tierra ya no se quedan ellos ni contratan empleados que se queden en el campo a criar animales. Este desarraigo implica la irremplazable pérdida de la cultura de vida de la gente de campo. Es lamentable recorrer kilómetros y kilómetros de caminos rurales, encontrando sólo taperas como mudos testigos de este atropello cultural.
A este perjuicio económico y cultural se suma algo también importantísimo como es la destrucción de la biodiversidad (ya casi no se ven en el campo ranas, liebres y algunas especies de pájaros). En pos de la instauración de este modelo productivo se han talado millones de hectáreas de montes naturales.
“A fines del siglo XIX Córdoba tenía 13 millones de hectáreas de monte; con las necesidades y métodos de producción actuales, sólo queda medio millón de hectáreas” (La Voz del Interior 21/02/2010 Pág 3 A)
Lo que adquiere ribetes de mayor dramatismo es la destrucción y contaminación de los suelos, napas de agua, ríos y lagunas con pesticidas cada vez más potentes, pues las plagas se hacen resistentes. Este año se fumigó desde el aire con un cóctel de ENDOSULFAN más FIPRONIL. También se utilizó en cultivos de maízIMIDACLOPRID (prohibido en Europa pero permitido en nuestro país).Estos pesticidas, con amplio poder residual, no discriminan entre plagas y abejas. Algunos de ellos actúan como neurotóxicos, desorientando a las pecoreadoras, que al abandonar la colmena no son capaces de regresar a ella por el daño recibido en su aparato nervioso. Los apicultores vemos destruido de este modo nuestro mayor capital, las abejas.
Muchas veces estos pesticidas se aplican, alrededor de nuestras localidades, a metros de las viviendas de la gente, logrando engrosar de este modo las estadísticas de casos de cáncer en las poblaciones que son víctimas de estas prácticas. Estos métodos de producción a costa de casi cualquier cosa, se convierten en verdaderos homicidios silenciosos, ocultos incluso por muchos medios masivos de comunicación.
Sr. Ministro, los apicultores, si tenemos la suerte de subsistir al clima y a las adversidades que le mencionamos, nos queda aún la ingrata tarea de comercializar nuestra producción, a precios que a pesar de parecer altos, no están acordes con los costos en nuestras empresas.
Señor Ministro, las abejas son un fusible que salta denunciando una situación más compleja, con aristas de este problema de la que muchas veces no se habla, porque tocan intereses económicos muy poderosos. Los productores y nuestras humildes asociaciones no tenemos el peso para revertir esta situación. Pensamos que es necesario que el estado implemente políticas, que aseguren por lo menos la subsistencia de actividades como la nuestra, que está en verdadero y alarmante peligro de extinción. Es por eso que nos dirigimos a Ud., para sumar nuestra voz, a la de los que solicitan que se declare en situación de desastre a la Apicultura en nuestra Provincia.
Sin otro particular saludamos a Ud. Atte.
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