jueves 4 de octubre de 2012
http://www.sintesisagraria.com/paginas/apicultura/completa.php?codigo=238484
Se vende miel 100 por ciento natural
http://www.laprensagrafica.com
Recientemente tuve la oportunidad de trabajar junto con otros colegas en un seminario taller sobre una metodología para análisis participativo en la gestión de calidad en la cadena de valor, en la cual participaron un grupo de apicultores nacionales y diferentes organismos públicos que tienen la responsabilidad de velar por la calidad y la inocuidad de los productos alimenticios salvadoreños. Uno de los momentos intensos de la capacitación la provocó un simple rótulo: “Se vende miel 100 por ciento natural”, la reacción de los productores fue notable. A raíz de este título vino toda una cátedra sobre qué significa ser 100 por ciento natural. Para que un producto como la miel sea orgánico las colmenas deben estar ubicadas en un radio de al menos seis kilómetros libre de cultivos convencionales, asentamientos urbanos o fábricas; asimismo, se debe garantizar que en el manejo de las abejas no se utilice ningún tipo de sustancia que ponga en riesgo la salud humana y para ello será necesaria la creación de un sello que acredite esa denominación.
El Salvador exporta más del 90 por ciento de su miel a Europa, en primer lugar, a Alemania. La Unión Europea es muy exigente en los requisitos respecto a la sanidad alimentaria. Los llamados países terceros deben establecer un sistema de monitoreo y control equivalente al europeo. Esto significa que el Ministerio de Agricultura de El Salvador inspecciona a los apicultores y las plantas de exportación de forma bien rigurosa. Para cada lote enviado a Europa se toma una muestra que es analizada por un laboratorio europeo. Así, no es sorprendente que los compradores califican la miEl Salvadoreña como “una de las mejores del mundo”. Al contrario, para los productos en el mercado nacional no se aplica el mismo procedimiento. No se toman muestras del producto y tampoco hay análisis en laboratorios. Así el consumidor local no sabe si el producto que compra en el mercado popular o en el supermercado sea inocuo y de buena calidad. La etiqueta “miel de abeja 100 por ciento pura” se ve bonita, pero no se basa en ninguna prueba seria, por lo tanto, la próxima vez que usted esté frente a un producto que diga “natural”, “orgánico”, fíjese bien contra qué lo están comparando.
La miEl Salvadoreña es comparada con la de países como México y Argentina, que son exportadores por excelencia; sin embargo, no existe una norma técnica para la producción de miel, eso quiere decir que cada apicultor puede hacer lo que le dé la gana poniendo en riesgo la reputación que se ha ganado en el mercado internacional. Por otro lado el consumidor desconoce la calidad de este producto, por ejemplo, cuando la miel se cristaliza significa que es muy buena, así les gusta a los europeos; en cambio, nosotros en El Salvador pensamos que si esto pasa es porque tiene algún tipo de mezcla que la contamina, generando desconfianza y por lo tanto poca fidelidad por las marcas que encontramos en el supermercado.
¿Cómo remediar esta situación? De acuerdo con los expertos, la respuesta es obvia, hay que crear más transparencia sobre las diferentes calidades, es recomendable que la cadena de la miel defina una norma propia de miel de excelente calidad. La conformidad de estos requisitos podría ser evaluada por un organismo de certificación. Este emitiría un sello que marca los envases de miel de excelente calidad. De esta forma el consumidor puede distinguir los productos y posiblemente estaría incluso dispuesto de pagar un precio prémium. De esta forma se crea presión a los otros productores de miel de mejorar la calidad. En fin, esperemos que se introduzca este sello y que sirva para que los consumidores locales puedan disfrutar también de miel excelente producida en nuestro propio país.
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Se vende miel 100 por ciento natural
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Recientemente tuve la oportunidad de trabajar junto con otros colegas en un seminario taller sobre una metodología para análisis participativo en la gestión de calidad en la cadena de valor, en la cual participaron un grupo de apicultores nacionales y diferentes organismos públicos que tienen la responsabilidad de velar por la calidad y la inocuidad de los productos alimenticios salvadoreños. Uno de los momentos intensos de la capacitación la provocó un simple rótulo: “Se vende miel 100 por ciento natural”, la reacción de los productores fue notable. A raíz de este título vino toda una cátedra sobre qué significa ser 100 por ciento natural. Para que un producto como la miel sea orgánico las colmenas deben estar ubicadas en un radio de al menos seis kilómetros libre de cultivos convencionales, asentamientos urbanos o fábricas; asimismo, se debe garantizar que en el manejo de las abejas no se utilice ningún tipo de sustancia que ponga en riesgo la salud humana y para ello será necesaria la creación de un sello que acredite esa denominación.
El Salvador exporta más del 90 por ciento de su miel a Europa, en primer lugar, a Alemania. La Unión Europea es muy exigente en los requisitos respecto a la sanidad alimentaria. Los llamados países terceros deben establecer un sistema de monitoreo y control equivalente al europeo. Esto significa que el Ministerio de Agricultura de El Salvador inspecciona a los apicultores y las plantas de exportación de forma bien rigurosa. Para cada lote enviado a Europa se toma una muestra que es analizada por un laboratorio europeo. Así, no es sorprendente que los compradores califican la miEl Salvadoreña como “una de las mejores del mundo”. Al contrario, para los productos en el mercado nacional no se aplica el mismo procedimiento. No se toman muestras del producto y tampoco hay análisis en laboratorios. Así el consumidor local no sabe si el producto que compra en el mercado popular o en el supermercado sea inocuo y de buena calidad. La etiqueta “miel de abeja 100 por ciento pura” se ve bonita, pero no se basa en ninguna prueba seria, por lo tanto, la próxima vez que usted esté frente a un producto que diga “natural”, “orgánico”, fíjese bien contra qué lo están comparando.
La miEl Salvadoreña es comparada con la de países como México y Argentina, que son exportadores por excelencia; sin embargo, no existe una norma técnica para la producción de miel, eso quiere decir que cada apicultor puede hacer lo que le dé la gana poniendo en riesgo la reputación que se ha ganado en el mercado internacional. Por otro lado el consumidor desconoce la calidad de este producto, por ejemplo, cuando la miel se cristaliza significa que es muy buena, así les gusta a los europeos; en cambio, nosotros en El Salvador pensamos que si esto pasa es porque tiene algún tipo de mezcla que la contamina, generando desconfianza y por lo tanto poca fidelidad por las marcas que encontramos en el supermercado.
¿Cómo remediar esta situación? De acuerdo con los expertos, la respuesta es obvia, hay que crear más transparencia sobre las diferentes calidades, es recomendable que la cadena de la miel defina una norma propia de miel de excelente calidad. La conformidad de estos requisitos podría ser evaluada por un organismo de certificación. Este emitiría un sello que marca los envases de miel de excelente calidad. De esta forma el consumidor puede distinguir los productos y posiblemente estaría incluso dispuesto de pagar un precio prémium. De esta forma se crea presión a los otros productores de miel de mejorar la calidad. En fin, esperemos que se introduzca este sello y que sirva para que los consumidores locales puedan disfrutar también de miel excelente producida en nuestro propio país.
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