lewis_queen_bee_1047_ds
Lejos, muy lejos parecen haber quedado aquellas temporadas donde ingresaban a la Provincia de Mendoza entre 80 y 90 mil colmenas para aprovechar los frutales y los almendros, en un servicio de beneficio mutuo.
Progresivamente el numero iba en disminución y ya el año pasado la trashumancia se había reducido considerablemente con el ingreso de apenas unas 12 mil unidades, es decir apenas el 15 por ciento en comparación con los mejores años.
Esta temporada la caída fue aún más abrupta, tal como lo refleja el encargado del sector Daniel Aguerregaray, quien destacó “el número de colmenas que ingresó fue ínfimo. Habrán entrado unas dos mil colmenas aproximadamente. Verdaderamente la temporada ha sido un desastre en toda la Provincia”.
El funcionario le buscó una explicación al tema, y argumentó “los pampeanos no entran porque nosotros cobramos ingresos, y esto sumado al uso del combustible ocasiona gastos que en este momento difícil de la actividad no se pueden afrontar lamentablemente”.
Cabe destacar que el arancel es de 20 pesos por unidad, mientras que los almendreros pagan apenas 60 pesos la colmena para el servicio de polinización y sobre esto Aguerregaray enfatizó “ellos no ven a la abeja como insumo y eso indudablemente es un error muy grande”. “Es tan importante como un fertilizante, por ejemplo”, cerró.
La realidad mendocina
La mayor parte de los apicultores mendocinos son pequeños y son contados aquellos que manejan alrededor de dos mil colmenas. Se redujo el número de productores, pero se mantuvo la cantidad de unidades.
“El problema son los costos y la baja rentabilidad que le han dado a la miel”, aseguró el funcionario, quien añadió “los apicultores acá están muertos con la realidad que están viviendo. Tuvimos una producción muy pobre y ahora con el precio. Acá están ofreciendo hasta 16 pesos”.
Para finalizar describió “el invierno ha sido benévolo, eso no genero grandes problemas”.
Hacia el sur…
Sobre el tema y en concordancia con lo que ocurre en suelo mendocino, la referente apícola del sur del país, Nancy García aseguró que este año todavía no ingresaron demasiadas colmenas y argumentó “el tema costos influye sustancialmente y además los fruticultores se muestran rehaceos a pagar por el servicio de polinización.
Para la fruticultura, en la época de polinización se necesita el ingreso de colmenas de otras provincias porque las existentes en Río Negro (por ejemplo) no alcanzan a cubrir el requerimiento de los montes frutales y en consecuencia el Estado podría asumir el costo del servicio de ser necesario, siempre tomando como referencia las palabras de García.
Cabe mencionar que a Neuquén ingresan en un buen año aproximadamente unas seis mil colmenas, mientras que Río Negro recibe cerca de cincuenta mil. “Ingresaban con unidades desde La Pampa, Buenos Aires, y hasta desde Córdoba”, redondeó García.
“No tengo para el combustible”
Así de cruda y real retumba la frase de Javier Feschuc, productor apícola radicado en la localidad santafesina de San Cristóbal, quien reflejó claramente la posición de muchos apicultores acostumbrados a realizar trashumancia desde hace muchos años y que ahora deben ser fijistas por la presión de los costos y la baja rentabilidad como consecuencia de la caída libre que continúa sufriendo el precio de la miel. “No es un año para mover colmenas lamentablemente. Los costos no paran de aumentar y con este precio se hace imposible, así que debemos acomodarnos a esta realidad”, completó la idea.
Actualmente el litro de gasoil ronda los 12 pesos, manteniendo una escalada progresiva y a éste ritmo en menos de un año se posicionará a la par del kilo de miel, siempre y cuando las condiciones actuales se mantengan, cuando hace un par de años atrás la miel valía, al menos, tres veces más.
“Con la miel a 20 pesos para que voy a mover las colmenas”, aseguraron desde la Provincia de La Pampa un grupo de apicultores que todos los años llevaban cerca de dos mil unidades hacia Mendoza, y agregaron “no tiene ningún sentido. Hay que tratar de reducir los costos al mínimo posible para intentar sostenernos hasta que vengan tiempos mejores, aunque no se vislumbra ningún cambio en el corto plazo”.
Sin embargo, hay quienes todavía siguen confiando en una vuelta de tuerca en la actividad y desde Mar del Plata Marcos Fidanza trasladó sus colmenas a Tucumán, tal como lo realiza habitualmente desde hace muchos años.
“Llevamos la misma cantidad que otros años. Le verdad que por los costos arriesgamos mucho trasladando las unidades, pero siempre apostamos a que esto pueda llegar a mejorar con el correr del tiempo”, explicó.