La floración por lo general es gradual, y dependiendo de la zona donde se encuentren las colmenas, las diferentes especies van apareciendo de manera escalonada hasta llegar a su pico máximo de floración que generalmente se da entre mediados de Octubre y Comienzos de Noviembre, aunque esto dependerá de la región y también tendrán una incidencia importante las condiciones climáticas.
Generalmente hacia fines de Julio y comienzos de Agosto, las abejas comienzan a ingresar con poco polen y poco néctar porque la naturaleza no lo aporta en grandes cantidades, pero no nos olvidemos que las cosas no están hechas al azahar, si las abejas tuvieran mucho polen y mucho néctar de golpe no lo podrían utilizar porque no hay suficientes abejas para acopiarlo, ni alimentar las crías y calentar el nido.



En muchas regiones, según señalan los especialistas, la estimulación es fundamental para el desarrollo de la colonia.
La misma consiste en lograr una postura temprana de huevos por parte de las reinas para conseguir una cantidad importante de abejas pecoreadoras coincidente con las primeras floraciones. Se busca cumplir con un proceso que comienza con la alimentación de las abejas obreras, que producen la jalea real que consumirá la reina.

Una vez alimentada, la abeja reproductora realizará la postura que dará como resultado las crías que deberán llegar a pecoreadoras al momento de las floraciones que quieran aprovecharse al máximo.
Generalmente la incentivación se realiza desde la segunda semana de Agosto hasta comienzos de Septiembre, cuando el invierno ya ingresó en su etapa final.
Algo importante a considerar es que la incentivación debe realizarse en intervalos regulares y generalmente es una vez por semana.
Para obtener óptimos resultados, la reina deberá alcanzar su máxima postura 40 días antes del inicio de la floración y mantenerse en tal condición sólo hasta 40 días antes de que finalice el florecimiento, considerando que las abejas tardan aproximadamente ese tiempo en convertirse en pecoreadoras. El motivo por el que la reina debe permanecer en su mayor postura sólo hasta 40 días antes de la finalización de la floración, se debe a que si queda gran cantidad de abejas pecoreadoras cuando culmine el florecimiento se corre el riesgo que estas se alimenten de la propia producción, o padezcan estrés por hambre.
Para que la incentivación funcione correctamente, deben existir abundantes reservas de miel o sustituto azucarado (que se entrega artificialmente) y floración escalonada que implique una entrada natural de néctar y polen, de lo contrario, al producirse un corte en el ingreso de alimentos, las colonias se estresarán y resultará una colonia en peores condiciones que antes de la incentivación.
Es indispensable para obtener buenos resultados que el apicultor tenga un profundo conocimiento de las fechas de floraciones, su intensidad, su duración y el escalonamiento entre floraciones de distintas especies.
Riesgos…
La distribución demasiado temprana de jarabe para incentivar puede ser contraproducente debido a que el período de incentivación disminuye la longevidad de las abejas de invierno, hecho que puede producir la reducción de la población pecoreadora de la colonia.
Los factores climatológicos pueden tener gran influencia. Si la expansión del número de crías es muy grande y hay bajas temperaturas, se corre el riesgo de que las abejas se enfríen y mueran. Las lluvias, el calor, la humedad, son variables del tiempo que pueden influir negativamente en el trabajo apícola y una desventaja importante es no conocer los pronósticos de los factores climáticos.
Los baches entre las floraciones. Si hay un intervalo muy largo entre una floración y la de otra especie la alimentación deberá ser muy abundante para sostener el número de abejas.
Duración del período de floración
La duración del período de floración varía de una especie a otra, existiendo aquellas en que el período es tan corto como un día, a otras en que se extiende a varios meses. La importancia de este aspecto radica fundamentalmente en las posibilidades de las abejas en aprovecharlo. Ante la aparición de una floración, la colonia requiere de un “período de reacción” para poder aprovechar dicho flujo. Este lapso de tiempo está dado no sólo porque las abejas exploradoras necesitan identificarlo y comunicarlo al resto de la población, sino también por la propia incentivación que el néctar produce en el aumento de la postura de la reina y el crecimiento de la población. Hay zonas que por las características de la floración circundante, no requieren de una estimulación artificial de la colonia. Otras, debido fundamentalmente a lo concentrado de éstos períodos de floración, requieren de distinto tipo de incentivos. Con el conocimiento del comportamiento apícola de la zona, el apicultor determinará la necesidad o no de incentivación.