Desde hace mucho tiempo se viene generando la discrepancia entre aquellos apicultores que optan por atender sanitariamente a sus colmenas con productos ya sea sintéticos u orgánicos y aquellos que directamente se manejan sin tratamientos.
Precisamente Xoan Manuel Durán (en la foto junto a sus alumnos apicultores), técnico de la asociación de Productores Ecológicos de Galicia (España), realizó un trabajo sobre el manejo de colmenas sin tratamientos y a continuación nuestro medio lo presenta en versión periodística.
Para entender los fundamentos de este manejo, Durán explicó la importancia de considerar el enjambre como un ser vivo, las abejas células especializadas y conocer los dos elementos claves en los que se basa la salud del enjambre, es decir la temperatura y la cera.
La parte más interna de la colmena, a la que llamó núcleo vital, se mantiene a una temperatura constante de 35 grados, para lo cuál las abejas invierten las 2/3 partes de toda la materia prima que recogen. Si una colmena transformara en miel todo el néctar recogido obtendría 300 kilos, de los cuales 200 irían para generar calor, por ejemplo. La temperatura entonces tiene un costo elevadísimo pero necesario, de lo contrario las abejas no invertirían tantos recursos en eso.
Otro factor clave es el panal de cera, que dentro del enjambre sería un órgano más. Al igual que la temperatura, la inversión en construir los panales es elevada. Para elaborar un kilo de cera se precisan 7,5 kilos de miel y una abeja tarda 4 minutos en producir una escama de cera.
El especialista indicó que la cera es refugio, almacén, zona de producción, incubadora, base de comunicaciones a través de las vibraciones, almacén de información, es única para cada colmena y la primera línea de defensa contra los patógenos.
Ante todo esto, Durán explicó que deberíamos dudar más a la hora de visitar las colmenas y respetar al enjambre como ser vivo, enfatizando en que los humanos no podemos superar el trabajo de las abejas.
¿Cómo llevar estas ideas a la práctica?
Para llevar esta forma de apicultura a la práctica, apostó por volver a la colmena tradicional, con el inconveniente que supone la escasa producción de miel, o aprovechar los conocimientos actuales para que la apicultura pueda ser una actividad productiva, llegando a un consenso entre lo natural y lo productivo, que sería en lo que se basa el sistema de manejo que propone.
Desde el punto de vista técnico, consiste en la disposición caliente de los cuadros de la colmena, por un lado, para facilitar el mantenimiento de la temperatura en el núcleo vital. Así, los cuadros estarían colocados de forma que los pasillos sean paralelos a la piquera evitando las corrientes de aire hacia el núcleo vital y ayudando así a mantener la temperatura interior.
Por otro lado, es indispensable que por lo menos en la cámara de cría las abejas hagan su propia cera. Cuando las abejas hacen su propia cera, tienden a hacer celdas de zángano cuando el enjambre lo precisa y siempre en la periferia del núcleo vital donde la temperatura es menor, pero eso es positivo porque los zánganos son más débiles, inmunológicamente hablando, y funcionan como atrayentes de las enfermedades, evitando que estas vayan para las celdas de cría de abeja y cuando esta cría está enferma las abejas limpian las celdas y las eliminan.
Como conclusión, Durán destacó que la experiencia de este tipo de manejo que están practicando, está demostrando que las colmenas están sanas y fuertes y no precisan de tratamientos contra la varroa.