miércoles 28 de junio de 2017
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Las heladas, el calor y la sequía revientan la campaña apícola
Previsión «nefasta» Enrique Cortés (UCCL) advierte que «no vamos a catar miel» porque la escasa producción se destinará a alimentar a las abejas / Las Merindades se salva de momento por las lluvias
DIEGO SANTAMARÍA
26/06/2017
26/06/2017
- Imagen de panal de abejas. - ECB
A Enrique Cortés, técnico apícola de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), no le gusta ser «muy catastrofista», pero la realidad se impone y al hablar de la presente campaña no le queda más remedio que admitir que la situación es «bastante complicada» en el conjunto de la Comunidad. Las heladas del invierno ya dejaron entrever que la producción de miel iba a disminuir considerablemente. Y después llegó una sequía «extrema» que no se veía «desde el 92» y que ha impedido llevar a cabo la recolección.
A esta combinación letal de adversidades meteorológicas se suman las altas temperaturas, de tal manera que ni las lluvias de las últimas semanas han permitido a los apicultores remontar el vuelo. Afortunadamente hay alguna que otra excepción. En Las Merindades, por ejemplo, las tormentas de las seis últimas semanas han supuesto un revulsivo que invita en cierto modo al optimismo. Aún con todo, la vicepresidenta de la Asociación Provincial de Apicultores Burgaleses (Asapibur), Yolanda Martínez, prefiere no cantar victoria antes de tiempo, ya que una ola de calor podría dar al traste con la campaña.
En cualquier caso, la primavera en la comarca resultó óptima para hacer los enjambres. «Suele ser raro», pero gracias a ello los apicultores de la zona están ahora mismo recolectando miel. No en vano, insiste en que la persistencia de las lluvias garantizaría un «año decente» y es partidaria de «esperar a agosto» para hacer un balance definitivo.
Lo de Las Merindades es un caso aislado. Nada que ver con el resto de la provincia. La diferencia de temperaturas es palpable incluso en el norte, pues ha constatado que en La Mazorra las floraciones de primavera fueron desastrosas por la «sequía brutal» de los últimos meses.
Suena duro decirlo, pero Cortés está convencido de que este año «no vamos a catar miel», ya que las ínfimas cosechas que salgan adelante se destinarán para alimentar a las abejas. Mantiene cierto grado de esperanza en algunos robles, girasoles y encinas; pero obviamente «tiene que llover».
Sea como fuere, a estas alturas de la campaña, el técnico apícola de UCCL cree que «podemos estar en un 30% de la producción en comparación con años normales». Martínez, por su parte, apunta unas pérdidas de hasta el 50% en muchas zonas de la provincia y de la Comunidad. Además, subraya que las floraciones de primavera han sido «nefastas» en todo el país.
Por otro lado, Cortés recuerda los «elevados» índices de mortandad de las abejas, que oscilan entre el 30 y el 40% en la mayoría de los casos. Dicho fenómeno se debe a que el invierno del año pasado fue «suave» y favoreció la reproducción, pero las temperaturas templadas se cortaron «de raíz» y no se dieron las «condiciones para mantener la población».
ayudas al sector
ayudas al sector
Sobre las subvenciones de la Junta de Castilla y León para la producción y comercialización de miel... «bienvenidas sean», aunque a juicio del técnico apícola «no nos soluciona el problema» al que se enfrentan los profesionales del sector en la actual campaña. Lo que sí reivindica, en sintonía con la postura de su organización, es que las ayudas de ‘minimis’ para agricultores y ganaderos repercutan «exactamente igual» sobre los apicultores. No se le escapa que es un tipo de ganadería «diferente», pero al mismo tiempo enfatiza que en situaciones críticas con la de ahora «estamos igual» que otros profesionales. Es decir, invirtiendo en alimento y en aportes de agua «importantísimos» para asegurar la supervivencia de sus colmenas.
Martínez se muestra mucho más crítica con la Administración porque «pasa olímpicamente de nosotros. Con ello se refiere, entre otras cosas, a la amenaza del avispón asiático -opina que las instituciones han hecho oídos sordos a sus advertencias- o el avance del cambio climático que está poniendo en jaque la supervivencia de la especie. Así pues, sentencia que el sector «está acabado» porque «las abejas no tienen a nadie que se apiade de ellas salvo los apicultores», quienes se sienten desprotegidos por la falta de apoyo.
Trashumancia razonable
El último recado que mandan ambos apicultores a la Junta con la intención de que «se ponga las pilas» guarda relación con la trashumancia. Lo que UCCL defiende es que se lleve a cabo de forma «responsable» y «razonable» para evitar la «presión» a la que se están viendo sometidas determinadas zonas, lo cual implica disminuciones en la producción.
La solución más viable, aún sabiendo que «va a generar mucho trabajo», es que el Gobierno regional elabore un mapa floral que recoja especies melíferas y cultivos válidos para las abejas con el objetivo de «determinar la presión de colmenas que podemos tener en cada zona» y así «aplicar las reducciones correspondientes en función de la sequía que vayamos teniendo».
La vicepresidenta de Asapibur también apuesta por un cambio de criterio frente al «descontrol total» que da lugar a la masificación de colmenas. Por ello, es partidaria de establecer una regulación para evitar las «malas prácticas» que perjudican al sector en su conjunto.
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