miércoles 7 de febrero de 2018
Las altas temperaturas, entre otros factores, provocaron disminuciones del 50 % en la producción de miel.
Las altas temperaturas durante fines del verano y comienzos del otoño en España generaron estragos en las colmenas y ya hablan de uno de los peores años que se recuerde en cuanto a materia productiva con una disminución que rondaría el 50 % en relación a la temporada anterior e incluso se habla de productores que no han cosechado ni siquiera una gota de miel.
“No hay cuerpo que aguante 35 grados a finales de Octubre (Otoño europeo) en regiones como Andalucía o Extremadura, y menos el de una abeja”. “Son insectos muy sensibles a las temperaturas extremas. Su rendimiento es nulo y las enfermedades proliferan con el calor. Muchas mueren agotadas por este verano eterno”, señalaron en su momento productores apícolas graficando claramente la situación.
Las estimaciones indican una producción de miel de entre 15.000 y 18.000 toneladas en 2017 frente a las 32.000 toneladas de media de años anteriores.
El dato es todavía mucho más contundente si el foco se coloca en regiones como Extremadura, donde la merma es de aproximadamente un 65 %.
Andalucía, Castilla y León, Galicia y Aragón también se han visto azotadas por la falta de lluvias y el calor, un hecho que ha afectado sobre todo a las mieles multiflorales y en menor medida a las monoflorales (romero, tomillo, azahar, eucalipto).
En Extremadura se dieron más de 50 días con temperaturas superiores a los 40 grados, y además apareció en escena el abejuraco, un ave migratoria que hace guardia en la puerta de las colmenas para hacerse un festín con las abejas. No deja salir a los insectos pese a que necesitan ir a por agua para ventilar la colmena. La temperatura normal es de unos 36 grados dentro, pero este año casi se derretían.
Otro agravante es la creciente expansión del avispón asiático, que sobrevuela los apiarios esperando su momento para atacar. Suelen alimentarse de abejas porque necesitan de su proteína y su presencia afecta especialmente a Galicia
“Entre el ruido estridente, el acoso del abejaruco y el calor, las abejas están estresadas y muchas se mueren por asfixia directamente dentro de sus propias colmenas”, explicaron los apicultores.
Los factores
El sector apícola está cambiando recientemente por tendencias no deseadas como la expansión de patologías provocadas por la varroa, hongos y virus (que afectan a más del 20% de los colmenares), la aparición de ‘enemigos’ (como la avispa asiática y el abejaruco), la pérdida y la fragmentación de hábitats (lo que dificulta la diversidad de polen y néctares), las intoxicaciones (por pesticidas como los neonicotinoides) y el síndrome de despoblamiento o colapso de colmenas.
Puntualmente en éste año, el aumento de las temperaturas y las escasas precipitaciones obstaculizaron la alimentación de las abejas. Además del calor agobiante, otros factores confluyeron para que la zafra sea una de las peores de la historia como por ejemplo la primavera temprana, con la aparición luego de heladas tardías e incluso escasez de lluvias que provocaron que algunas zonas directamente no cosecharan y que los propios apicultores debieran alimentar para sostener sus colmenas y mantenerse en la actividad pensando en un repunte durante la próxima cosecha.
Números
España es el país del mundo con más colmenas, actualmente hay aproximadamente 2,4 millones de colmenas, 23.000 apicultores y cuenta con 30.000 explotaciones apícolas, sin embargo importa la miel que consume de China. Aporta miel sobre todo a Francia, Alemania, Argelia, Marruecos y Arabia Saudí, mientras que China representa casi el 80% de la miel que se importa, aunque el saldo es positivo porque sale más cantidad de la que entra.
De esas 30.000 explotaciones apícolas, 5.000 son profesionales superan las 150 colmenas). La mitad de todas ellas son fijas, mientras que unas 13.000 tienen un carácter trashumante.
En Italia
En tierras italianas la realidad es idéntica adjudicada principalmente al efecto de las difundidas heladas primaverales, a las que siguieron el calor y la sequía, con las flores secas por la falta de agua y a los violentos temporales estivales con el agravado de incendios forestales. Todo esto llevó a una caída en la producción de miel cercana al 50 % con un total en torno a las 10.000 toneladas lo que hace uno de los peores resultados en los últimos 35 años. Este año también sigue a una cosecha escasa el año pasado, cuando bajó a solo 16.000 toneladas.
La preocupación también se debe al hecho de que el trabajo de las abejas es importante no solo para la producción de la miel, sino también para la polinización de las plantas.
Esta situación afectó la producción de miel en las llanuras, en tanto se salvó solamente la rara miel de montaña.
Al problema de la escasa producción deben añadirle las complicaciones del mercado, donde es difícil colocar las mieles tanto claras como oscuras debido a la gran disponibilidad en el mercado comunitario y a precios muy competitivos, fundamentalmente de Francia y de países de Europa del Este.
La falta de producción abrió la puerta al ingreso de miel del exterior de manera mucho más fluida que otros años. “En los estantes habrá dos frascos importados cada tres. Alrededor de un tercio de la miel importada llega de Hungría, pero más del 10 por ciento es de procedencia china, un país en los primeros puestos de inseguridad alimentaria”, manifestaron los especialistas.
Frente a éste panorama que se repite en diferentes países europeos crece la demanda de mieles de otras regiones lo cual sería un dato importante pensando en colocar la producción de nuestro país, tratando de ampliar las ramas comerciales.
http://api-cultura.com/pobre-cosecha-en-europa/
Pobre cosecha en Europa
Las altas temperaturas durante fines del verano y comienzos del otoño en España generaron estragos en las colmenas y ya hablan de uno de los peores años que se recuerde en cuanto a materia productiva con una disminución que rondaría el 50 % en relación a la temporada anterior e incluso se habla de productores que no han cosechado ni siquiera una gota de miel.
“No hay cuerpo que aguante 35 grados a finales de Octubre (Otoño europeo) en regiones como Andalucía o Extremadura, y menos el de una abeja”. “Son insectos muy sensibles a las temperaturas extremas. Su rendimiento es nulo y las enfermedades proliferan con el calor. Muchas mueren agotadas por este verano eterno”, señalaron en su momento productores apícolas graficando claramente la situación.
Las estimaciones indican una producción de miel de entre 15.000 y 18.000 toneladas en 2017 frente a las 32.000 toneladas de media de años anteriores.
El dato es todavía mucho más contundente si el foco se coloca en regiones como Extremadura, donde la merma es de aproximadamente un 65 %.
Andalucía, Castilla y León, Galicia y Aragón también se han visto azotadas por la falta de lluvias y el calor, un hecho que ha afectado sobre todo a las mieles multiflorales y en menor medida a las monoflorales (romero, tomillo, azahar, eucalipto).
En Extremadura se dieron más de 50 días con temperaturas superiores a los 40 grados, y además apareció en escena el abejuraco, un ave migratoria que hace guardia en la puerta de las colmenas para hacerse un festín con las abejas. No deja salir a los insectos pese a que necesitan ir a por agua para ventilar la colmena. La temperatura normal es de unos 36 grados dentro, pero este año casi se derretían.
Otro agravante es la creciente expansión del avispón asiático, que sobrevuela los apiarios esperando su momento para atacar. Suelen alimentarse de abejas porque necesitan de su proteína y su presencia afecta especialmente a Galicia
“Entre el ruido estridente, el acoso del abejaruco y el calor, las abejas están estresadas y muchas se mueren por asfixia directamente dentro de sus propias colmenas”, explicaron los apicultores.
Los factores
El sector apícola está cambiando recientemente por tendencias no deseadas como la expansión de patologías provocadas por la varroa, hongos y virus (que afectan a más del 20% de los colmenares), la aparición de ‘enemigos’ (como la avispa asiática y el abejaruco), la pérdida y la fragmentación de hábitats (lo que dificulta la diversidad de polen y néctares), las intoxicaciones (por pesticidas como los neonicotinoides) y el síndrome de despoblamiento o colapso de colmenas.
Puntualmente en éste año, el aumento de las temperaturas y las escasas precipitaciones obstaculizaron la alimentación de las abejas. Además del calor agobiante, otros factores confluyeron para que la zafra sea una de las peores de la historia como por ejemplo la primavera temprana, con la aparición luego de heladas tardías e incluso escasez de lluvias que provocaron que algunas zonas directamente no cosecharan y que los propios apicultores debieran alimentar para sostener sus colmenas y mantenerse en la actividad pensando en un repunte durante la próxima cosecha.
Números
España es el país del mundo con más colmenas, actualmente hay aproximadamente 2,4 millones de colmenas, 23.000 apicultores y cuenta con 30.000 explotaciones apícolas, sin embargo importa la miel que consume de China. Aporta miel sobre todo a Francia, Alemania, Argelia, Marruecos y Arabia Saudí, mientras que China representa casi el 80% de la miel que se importa, aunque el saldo es positivo porque sale más cantidad de la que entra.
De esas 30.000 explotaciones apícolas, 5.000 son profesionales superan las 150 colmenas). La mitad de todas ellas son fijas, mientras que unas 13.000 tienen un carácter trashumante.
En Italia
En tierras italianas la realidad es idéntica adjudicada principalmente al efecto de las difundidas heladas primaverales, a las que siguieron el calor y la sequía, con las flores secas por la falta de agua y a los violentos temporales estivales con el agravado de incendios forestales. Todo esto llevó a una caída en la producción de miel cercana al 50 % con un total en torno a las 10.000 toneladas lo que hace uno de los peores resultados en los últimos 35 años. Este año también sigue a una cosecha escasa el año pasado, cuando bajó a solo 16.000 toneladas.
La preocupación también se debe al hecho de que el trabajo de las abejas es importante no solo para la producción de la miel, sino también para la polinización de las plantas.
Esta situación afectó la producción de miel en las llanuras, en tanto se salvó solamente la rara miel de montaña.
Al problema de la escasa producción deben añadirle las complicaciones del mercado, donde es difícil colocar las mieles tanto claras como oscuras debido a la gran disponibilidad en el mercado comunitario y a precios muy competitivos, fundamentalmente de Francia y de países de Europa del Este.
La falta de producción abrió la puerta al ingreso de miel del exterior de manera mucho más fluida que otros años. “En los estantes habrá dos frascos importados cada tres. Alrededor de un tercio de la miel importada llega de Hungría, pero más del 10 por ciento es de procedencia china, un país en los primeros puestos de inseguridad alimentaria”, manifestaron los especialistas.
Frente a éste panorama que se repite en diferentes países europeos crece la demanda de mieles de otras regiones lo cual sería un dato importante pensando en colocar la producción de nuestro país, tratando de ampliar las ramas comerciales.
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