viernes 15 de junio de 2018
Hay apicultores que se dedican a preservar este noble oficio y cuidan que la tradición de ser productores mieleros no se extinga, pues son muy pocos en la zona (cuatro con actividad de traspatio), de hecho se trabaja en el censo, se informó en Desarrollo Rural.
Uno de los casos exitosos en la región Tulancingo es Javier Castelán, quien comenta que una de sus preocupaciones es que la abeja subsista a los embates no solo del clima, “sino también a que la mancha urbana ha venido creciendo y prácticamente robándoles sus espacios a estos insectos”.
El entrevistado precisó que además de la preservación de estas complejas organizaciones, es que estas produzcan miel. En promedio diez litros en la semana, pero no siempre es así, depende de muchos factores. Hay semanas que nada. Y el producto lo posiciona con sus conocidos, aunque ya trabaja para que a mediano plazo pueda encontrar otro nicho de mercado.
Se consideró un productor novato, pero el tema de las abejas es algo que siempre le ha apasionado desde pequeño.
“Una buena miel siempre se cotizará, y que la consistencia es lo que determina sí no ha sido alterada con glucosa”.
Ejemplifica: desde si hay lluvia o calor; la floración o sequía, si la abeja se pone a trabajar o a pecorear (buscando néctar hasta tres o cuatro kilómetros a la redonda) y otras situaciones que conllevan a producir o no.
Refirió que aunque le falta mucho para llegar a ser un gran productor de miel, pero por algo se empieza, al tiempo que comentó que tiene poco tiempo en el mercado.
Él les brinda a las abejas una oportunidad de vida, cuando las rescata a través de sus núcleos y las transporta a su apiario, es decir, no las deja morir.
“La idea es que no se sacrifiquen, incluso, las africanizadas son bien trabajadoras”.
Tiene sus panales de abejas en las barrancas Acatlán, cerca de Tulancingo, donde deja a los insectos; los alimenta con agua con azúcar. Además les adecua sus espacios para que hagan sus enjambres.
Los insectos, explicó, salen a polinizar varios kilómetros a la redonda y regresan.
“Las abejas son muy inteligentes, de gran memoria, y no atacan, solo cuando se ven amenazados”.
Al menor movimiento ellas empezarán a atacar y en comparación con las avispas, una vez que entierran su aguijón, las abejas mueren.
Pero son nobles y tienen un papel fundamental en el ecosistema, refirió Javier Castelán, además de ser agentes positivos en el entorno, producen miel, producto que representa un gran beneficio para la salud, tanto como cicatrizante, pero, además, como endulzante, principalmente. Tiene propiedades curativas para las infecciones en las vías respiratorias, finalizó.
https://www.elsoldetulancingo.com.mx/local/en-tulancingo-se-produce-miel-ocupa-el-lugar-37-en-hidalgo
Tulancingo, Hidalgo.- Tulancingo ocupa el lugar número 37 en la producción de miel (tres toneladas al año), en el estado; en Hidalgo hay 68 municipios censados, donde algunas personas se dedican a este giro.
De acuerdo con información de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, SAGARPA, el tonelaje representa 0.27 por ciento del total en la entidad.
El primer lugar lo tiene San Felipe Orizatlán, con 382 toneladas en su volumen, abarcando 33.7 por ciento de la producción estatal.
En municipios de la región como Huehuetla, este ocupa el lugar nueve, con 30 toneladas al año; San Bartolo, la posición 18 con siete toneladas producidas.
En tanto, Acaxochitlán se posiciona en el lugar 26, con cinco; Santiago Tulantepec ocupa el 30 con cuatro; Cuautepec con tres toneladas, ocupa lugar 35; y Tenango de Doria con una tonelada, el lugar 56.
De acuerdo con información de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, SAGARPA, el tonelaje representa 0.27 por ciento del total en la entidad.
El primer lugar lo tiene San Felipe Orizatlán, con 382 toneladas en su volumen, abarcando 33.7 por ciento de la producción estatal.
En municipios de la región como Huehuetla, este ocupa el lugar nueve, con 30 toneladas al año; San Bartolo, la posición 18 con siete toneladas producidas.
En tanto, Acaxochitlán se posiciona en el lugar 26, con cinco; Santiago Tulantepec ocupa el 30 con cuatro; Cuautepec con tres toneladas, ocupa lugar 35; y Tenango de Doria con una tonelada, el lugar 56.
Hay apicultores que se dedican a preservar este noble oficio y cuidan que la tradición de ser productores mieleros no se extinga, pues son muy pocos en la zona (cuatro con actividad de traspatio), de hecho se trabaja en el censo, se informó en Desarrollo Rural.
Uno de los casos exitosos en la región Tulancingo es Javier Castelán, quien comenta que una de sus preocupaciones es que la abeja subsista a los embates no solo del clima, “sino también a que la mancha urbana ha venido creciendo y prácticamente robándoles sus espacios a estos insectos”.
El entrevistado precisó que además de la preservación de estas complejas organizaciones, es que estas produzcan miel. En promedio diez litros en la semana, pero no siempre es así, depende de muchos factores. Hay semanas que nada. Y el producto lo posiciona con sus conocidos, aunque ya trabaja para que a mediano plazo pueda encontrar otro nicho de mercado.
Se consideró un productor novato, pero el tema de las abejas es algo que siempre le ha apasionado desde pequeño.
“Una buena miel siempre se cotizará, y que la consistencia es lo que determina sí no ha sido alterada con glucosa”.
Ejemplifica: desde si hay lluvia o calor; la floración o sequía, si la abeja se pone a trabajar o a pecorear (buscando néctar hasta tres o cuatro kilómetros a la redonda) y otras situaciones que conllevan a producir o no.
Refirió que aunque le falta mucho para llegar a ser un gran productor de miel, pero por algo se empieza, al tiempo que comentó que tiene poco tiempo en el mercado.
Él les brinda a las abejas una oportunidad de vida, cuando las rescata a través de sus núcleos y las transporta a su apiario, es decir, no las deja morir.
“La idea es que no se sacrifiquen, incluso, las africanizadas son bien trabajadoras”.
Tiene sus panales de abejas en las barrancas Acatlán, cerca de Tulancingo, donde deja a los insectos; los alimenta con agua con azúcar. Además les adecua sus espacios para que hagan sus enjambres.
Los insectos, explicó, salen a polinizar varios kilómetros a la redonda y regresan.
“Las abejas son muy inteligentes, de gran memoria, y no atacan, solo cuando se ven amenazados”.
Al menor movimiento ellas empezarán a atacar y en comparación con las avispas, una vez que entierran su aguijón, las abejas mueren.
Pero son nobles y tienen un papel fundamental en el ecosistema, refirió Javier Castelán, además de ser agentes positivos en el entorno, producen miel, producto que representa un gran beneficio para la salud, tanto como cicatrizante, pero, además, como endulzante, principalmente. Tiene propiedades curativas para las infecciones en las vías respiratorias, finalizó.
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