Inma Martínez
Un proyecto de fin de carrera de un ingeniero informático para vender material apícola se ha convertido en una plataforma de venta por internet de todos los productos relacionados con esta actividad, desde colmenas hasta jabones de miel, que en cuatro años ha facturado casi dos millones anuales.
Pero la tienda electrónica de este informático, Joshua Ivars, no se queda ahí: se complementa con un centro de formación dirigido a aficionados y a profesionales que quieran mejorar la rentabilidad de su explotación y que decidió crear al detectar un déficit de escuelas para el sector apícola.
La Tienda del Apicultor está apoyada por la aceleradora de empresas emergentes Lanzadera, en la Marina de Empresas de Valencia impulsada por Juan Roig, nació en 2013 y cuenta con un equipo de ocho personas.
Su escuela, ubicada en Almoines, un pequeño pueblo de la comarca valenciana de La Safor, imparte cursos para todos los niveles, desde iniciación hasta más específicos como el manejo en la invernada, rentabilidad en explotaciones apícolas, alimentación y sanidad.
El personal que imparte esta formación son apicultores, biólogos o consultores veterinarios, que se centran en cómo abordar la sanidad de las colmenas, según informan desde Lanzadera.
Joshua Ivars no tenía ninguna relación familiar con la apicultura que le empujara al ejercicio de esta actividad pero le atrajo el volumen de ventas que registraba un apicultor fabricante de colmenas que era cliente de su padre, dedicado a la fabricación y venta de tableros de madera.
Además, le interesaba la venta por internet y decidió desarrollar una plataforma de venta de material apícola, que hoy en día cuenta con más de 1.300 referencias.
Entre ellas hay colmenas, ahumadores, cría de reinas, cazaenjambres, trajes, cera, alimento para abejas, tratamientos contra la varroa, la loque o las polillas, extractores de miel, secaderos de polen, envases e incluso productos de cosmética como jabones y propóleos.
La plataforma vende productos de proveedores internacionales de países como Estados Unidos, Turquía, Canadá, Corea del Sur y Pakistán, y de fabricación propia en el caso de equipos de protección, tiene 15.000 clientes y más de medio millón de visitas anuales.
El crecimiento de la tienda va ligado a un aumento del número de apicultores en la Comunitat Valenciana y en toda España, con la paradoja de que hay más apicultores y menos población de abejas debido a diversos factores, entre ellos los pesticidas y la presencia de la avispa asiática.
Actualmente, según relata Ivars a EFE, cuesta sacar adelante una explotación apícola ya que se requiere ser más especialista y técnico, frente a hace años en que "dejabas una colmena, volvías al cabo de un año y ahí estaba la miel".
El perfil del cliente apícola responde a un gran productor en zonas como la Comunitat Valenciana, Andalucía y Extremadura, pero en Asturias o Galicia abundan las explotaciones de reducido tamaño y la apicultura como afición.
El cliente es "un amigo" al que hay que cuidar, por eso es clave la fidelización, según Ivars, que defiende el conocimiento de esta actividad entre la población, especialmente los niños, por la importancia de las abejas en el ciclo de la floración. EFE
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