Hugo Macagno, apicultor santafesino, manifestó que la venta de miel envasada lo mantuvo en la
 actividad. 
Con 45 años en la actividad, Hugo Macagno es uno de los apicultores más reconocidos en nuestro país
 y en una extensa charla con nuestro medio dialogó sobre varias cuestiones.
El productor radicado en la localidad santafesina de San Guillermo dió sus primeros pasos con una
 colmenas situada en un cajón de manzana, pero al poco tiempo ya tenía 30 cajones de manzana, por lo
 cual debió dejar la bicicleta de lado para comprar un auto viejo todo desarmado y ponerlo en
funcionamiento para de ésta manera poder trabajar con sus colmenas.
Desde sus inicios trató de formarse en diferentes cursos y capacitaciones que se llevaban adelante en la
 zona, como así también rodearse de otros apicultores que pudieran brindarle su conocimiento y de ésta
 forma empezar a crecer. Fue así que se asoció con otro apicultor durante tres años, lo cual le brindó la
 chance de adquirir muchos conocimientos.
Finalmente, y con 150 colmenas propias, Macagno empezó a transitar de manera independiente su
camino por la apicultura, el cual se acerca a las «Bodas de Oro».
En la actualidad
Por estos días, Macagno maneja 500 colmenas y posee una explotación apícola familiar donde en total
 se desempeñan cuatro personas.
Al respecto, y sin dudarlo, el productor destacó que debido a los bajos precios que se pagan por la miel
 a granel se dedica casi en su totalidad a la venta fraccionada, consiguiendo obviamente una rentabilidad
 mucho mayor.
Todas las semanas, Macagno recorre alrededor de mil kilómetros por una extensa zona que abarca a
varias localidades no solamente de Santa Fe, sino además de Córdoba, con la salvedad que también
 aprovecha el turismo en Carlos Paz y de manera más esporádica se instala los fines de semana para
poder comercializar su producción en la transcurridad peatonal de dicha ciudad. «Yo cosecho, hago la
extracción y la cargo para entregar en las góndolas personalmente, el resto se encarga de realizar el
 fraccionado y etiquetado», profundizó en el tema.
Otro dato interesante es que produce su propio material vivo, una práctica que suele ser habitual en
varios apicultores.
Con respecto a los lugares disponibles para ubicar sus apiarios, es importante señalar que el productor
 en cuestión los alquila, pero que además siembra Melilotus, una especie de amplio interés para las
abejas, que de ésta manera cuentan con su fuente de alimentación. «La siembra la realizamos a mano.
Nos introducimos en el monte caminando con las semillas, luego le realizamos un cerco con alambre y
 bollero, porque siempre hay ganado que te puede arruinar la plantación».
«Todas las semanas me ofrecen colmenas»
Sin dudarlo, y al ser consultado por nuestra redacción, Macagno resaltó que la situación de la apicultura
 por estos días está sumamente complicada desde lo productivo y económico, y agregó un dato de color
 que pinta claramente esta realidad. «Todas las semanas me ofrecen colmenas diferentes apicultores que
 quieren dejar la actividad», y rememoró que hace ocho años atrás cuando se vivía también una
situación compleja debió inclinarse por el fraccionado, ya que la otra opción potable era dejar de ser
apicultor, algo que no le pasó por la cabeza por una cuestión de sentimientos y de vocación.
Siguiendo con la charla hizo alusión a los grandes inconvenientes que existen en la actualidad por el
tema de los agroquímicos y se mostró optimista sobre esta cuestión. «Tengo fe que se va a solucionar
el problema porque al estar en mano de profesionales, estos tienen herramientas para trabajar sin riesgo
 para los apicultores», afirmó.
Para ir cerrando con la charla, Macagno comentó que tenía pensado comprarse una máquina de
envasado más grande, pero dadas las condiciones que se manejan por estos días en nuestro país va a
esperar que todo se tranquilice un poco.
La historia de éste apicultor muestra claramente la realidad de alguien que no se resignó a perder su
 fuente de trabajo, la cual defiende todos los días, y que claramente refleja el acontecer diario de
diferentes colegas que se encuentran desparramados por distintos puntos de nuestra geografía.