Cuando uno prueba la miel de una colmena recién cortada, y además es consciente de todo lo que hay detrás (naturaleza, cultura, artesanía, desarrollo sostenible, paisaje...), ya no se conforma con menos. Tengo la suerte de que uno de mis hermanos es apicultor (entre otras muchas ocupaciones) y me regala de vez en cuando un tarro de kilo que recibo como un tesoro. Su 'rebaño' de abejas en la Cuesta de Gos (Águilas) es por desgracia cada vez más escaso, así que conozco la difícil situación de los insectos polinizadores de forma directa, no solo por los estudios científicos que caen en mis manos cada vez con mayor frecuencia. Por eso me gusta la iniciativa Colmenas Compartidas, que acaba de poner en marcha el veterano creador de proyectos medioambientales Santiago Cuerda. Os cuento de qué va en cuatro párrafos más.
Colmenas Compartidas tiene dos patas: por un lado, el programa Apadrina una Colmena, que proporciona la posibilidad de 'patrocinar' un panal por parte de particulares, empresas y entidades públicas y privadas. Hay varias opciones, pero un año de suscripción a una colmena familiar da derecho a tres kilos de miel por 60 euros, más una visita de medio día a los colmenares (en Buenache de Alarcón, en La Manchuela de Cuenca).
La segunda pata son los cursos de la escuela 'online' de apicultura sostenible, que se pueden complementar con prácticas presenciales en las colmenas, para la formación de nuevos apicultores y mejorar la cualificación de quienes ya lo son.
«Corren malos tiempos para la apicultura en España. Las últimas tres campañas han sido nefastas en producción debido a la prolongada sequía, cara visible del cambio climático. Y, sin embargo, los precios de la miel andan por los suelos, por las importaciones masivas de China, con el amparo de un etiquetado inadecuado, que no aporta nada de claridad al consumidor en cuanto al origen de la miel. Por si eso fuera poco, los apicultores tienen que seguir luchando, a diario, contra enfermedades y plagas como la varroa, o el avispón asiático«, se lamenta Santiago Cuerda, para quien Colmenas Compartidas es una forma de «conectar el campo con la ciudad y generar una actividad económica sostenible en el medio rural«.
Y una oportunidad para salir al rescate de las abejas y de una actividad tradicional que respeta la naturaleza y ayuda a conservarla.
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