miércoles, 8 de enero de 2020

Argentina. Environmental Toxicology and Chemistry. Clorpirifos, otro insecticida que enciende las alarmas

Miércoles 8 de enero de 2019
Fuente:
https://www.pagina12.com.ar/240478-clorpirifos-otro-insecticida-que-enciende-las-alarmas
Bandera de Argentina

Melina Alvarez, lideró un trabajo sobre la  toxicidad del producto
Clorpirifos, otro insecticida que enciende las alarmas
El trabajo, liderado por Melina Alvarez, denuncia la presencia desmesurada del agrotóxico en el agua. Esta sustancia pone en peligro la vida de las especies acuáticas, el medioambiente y las personas.

Imagen: Juan Canella
El clorpirifos es un insecticida utilizado para el control de numerosos insectos 
plaga en cultivos de soja, maíz, trigo y cebada. Goza de buena circulación aunque
 constituye una auténtica amenaza para la salud humana. El tóxico –
comercializado para su empleo masivo, así como también para uso domiciliario
 y veterinario– puede desencadenar desde incoordinación motora hasta muerte
 por asfixia, aunque a niveles supuestamente “inofensivos” ocasiona retraso en la
 maduración embrionaria, deterioro del crecimiento y de la reproducción, cambios
 comportamentales y neurológicos, deformidades y mortalidad a largo plazo. 
Precisamente, por ello fue prohibido en EEUU y en muchos países de Europa. 
Un trabajo de investigadores argentinos publicado en la revista del rubro 
“Environmental Toxicology and Chemistry” comprobó que el agua de Claromecó y
 Tres Arroyos (Buenos Aires) contiene niveles de la sustancia muy por encima de
 lo recomendado. Melina Alvarez, doctora en Biología y docente-investigadora en
 la Universidad Nacional de Hurlingham y en la Universidad Nacional de Moreno, 
que participó en el trabajo, conversó con Página|12.
-¿Qué es el clorpirifos?
 insectos plaga. Es de carácter orgánico, artificial y en su estructura 
química contiene fósforo y cloro; con lo cual, se trata de un compuesto
 capaz de persistir en el ambiente. Aunque según una resolución de 2008
 fue prohibido por el SENASA para uso domiciliario, cuando una va a 
comprar productos de jardín se vende en buena parte de los comercios.
 Se utiliza de manera masiva para los cultivos de la Pampa húmeda, ya sea para 
trigo, maíz, girasol o soja y así afecta a la fauna acuática. Cuando comencé con 
la investigación me decían que no encontraría la sustancia en el agua porque era
 poco persistente. En contraposición a ello, no solo la hallé en el agua, sino
 también en los sedimentos y la biota, es decir, en el conjunto de organismos vivos.
-¿Cómo llega de los cultivos al agua?
-Tiene mucha facilidad para diseminarse en el ambiente. Lo primero que tenemos
 que pensar es que este insecticida se aplica más de una vez en los cultivos y, 
actualmente, se lo combina con otros compuestos para mejorar la eficiencia. Los 
productores, en general, no respetan las buenas prácticas agrícolas. El asunto es
 que como las dosis de clorpirifos son tan excesivas terminan impregnadas en la
 tierra. Luego, la historia es conocida: existen muchos factores que conducen a 
que los agrotóxicos culminen en los cursos de agua. Ya sea por las características
 de drenaje del propio suelo, o bien, por aspectos climático-ambientales 
(precipitaciones, humedad, por ejemplo) suelen conquistar los cuerpos de agua
 superficiales.
-¿Qué comprobó?
-Analizamos muestras en las zonas de Claromecó y Tres Arroyos y encontramos
 endosulfan, clorpirifos y cipermetrina (todos insecticidas). No es nada fácil medir 
sustancias orgánicas como éstas, pero conseguimos calcular valores de toxicidad
 crónica y aguda. Advertimos cambios bioquímicos en renacuajos expuestos a 
aguas de diferentes arroyos por 96 horas seguidas. Utilizamos estos animales
 porque funcionan como bioindicadores, es decir, como buenos modelos. El 
análisis de riesgo incluyó datos de 24 sitios de muestreo diferentes, con un total
 de 193 muestras analizadas en toda la Pampa húmeda y la comparación de los
 valores de concentración con doce niveles guía, uno nacional y once 
internacionales (Canadá, Estados Unidos, La Unión Europea y el Reino Unido).
 Concluimos que el agua no es apta para la especie, ya que contiene la sustanci
 que queda impregnada en sus propios tejidos.
-¿El agua no es apta porque tiene un índice de clorpirifos mayor al
 recomendado?
-Correcto. La Secretaría de Infraestructura y Políticas Hídricas de la Nación, 
según una norma de 2005, recomienda 0.006 microgramos por litro para la 
protección de la biota acuática. Sin embargo, nosotros comprobamos que debería
 ser –por lo menos– diez veces menor a ese valor para proteger al 95% de las 
especies. Se deberían corregir estos valores de referencia porque quedaron viejos, desactualizados.
-¿De qué manera afecta esta sustancia a los ambientes y a los seres vivos?
-No solo afecta a los organismos acuáticos, sino también a los insectos para los 
que, efectivamente, fue diseñado. El problema extra es que perjudica a la salud 
humana, principalmente, al sistema nervioso central. El procedimiento es así: 
afecta a una enzima (denominada acetilcolinesterasa), la encargada de actuar en
 el área neuronal y controla a un neurotransmisor (acetilcolina). En resumidas 
cuentas genera un envenenamiento tóxico, en la medida en que bloquea la
 transmisión correcta de los impulsos nerviosos. Ello provoca incoordinación 
motora y podría causar la muerte.
-Pero los efectos dependen de las dosis a las que estemos expuestos…
-Por supuesto. Puede ser letal tanto para un insecto como para una persona, 
aunque las dosis necesarias para uno y otro caso sean bien distintas. 
Probablemente, la cantidad del insecticida que termina con la vida de un bichito
 muy pequeño en los humanos ocasiona efectos tóxicos crónicos que solo se 
descubren con el paso del tiempo. Si analizamos la bibliografía y los estudios 
disponibles es posible afirmar que opera como un disruptor endócrino y que, 
potencialmente, causa cáncer.
-Por ello, en muchas naciones ya fue prohibida.
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-En EEUU, mientras Europa hará lo propio a partir de 2020 (en la
actualidad solo 8 países del continente cuentan con la restricción). En la
 mayoría de las naciones en las que esta sustancia se quitó del mercado
 fue porque se advirtió que las mujeres gestantes que alimentaban a sus
 bebés les transmitían la sustancia y nacían con malformaciones, poco peso y 
problemas neurológicos. Además, podemos llegar a ingerir la sustancia cuando
 nos alimentamos con algún pescado. Una vía directa.
-¿Por qué hay pocas investigaciones científicas que denuncian el empleo 
indiscriminado de agrotóxicos?
-Creo que en general los descubrimientos que reciben más prensa son los que 
están del lado del modelo sojero; los de esos grupos privados que contaminan y 
enferman. Hay muchos investigadores y especialistas en salud ambiental que 
desde hace décadas están detrás de estos temas. También es verdad que los 
científicos nos preocupamos mucho por publicar en las mejores revistas y 
después nos desentendemos de la divulgación y del impacto social que pueden
 llegar a tener los resultados a los que arribamos. Nos vemos absorbidos por el 
sistema, un mecanismo que nos aleja de la sociedad para la cual trabajamos.
poesteban@gmail.com

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