Miércoles 8 de enero de 2019
Fuente:
https://desdelapiquera.com/apiarius/puede-la-apicultura-terminar-con-la-apicultura/
Nota: me parece que el problema de base es ambiental (monocultivos, agrotóxicos, cambio climático, sanidad etc.) y no está suficientemente enfatizado en la nota. Luego, sí es conveniente una mayor capacitación para enfrentar estos problemas
Fuente:
https://desdelapiquera.com/apiarius/puede-la-apicultura-terminar-con-la-apicultura/
Nota: me parece que el problema de base es ambiental (monocultivos, agrotóxicos, cambio climático, sanidad etc.) y no está suficientemente enfatizado en la nota. Luego, sí es conveniente una mayor capacitación para enfrentar estos problemas
¿Puede la apicultura terminar con la apicultura?
Las abejas se han puesto de moda y ahora todo el mundo quiere ser apicultor. Pero sin formación adecuada, continúa -y continuará- el colapso y la muerte de colmenas y abejas.
La desaparición y la moda de las abejas
Hace unos años ya, aproximadamente hacia el año 2004, se produjo lo que se dio en llamar el CCD (Colony Collapse Disorder) o en España Síndrome de Despoblamiento de las Colmenas, que puso a la apicultura en la primera página de las noticias.
En esos años, casi semanalmente vimos o leímos alguna noticia apocalíptica sobre la perdida de colonias, y claro como no la famosa frase
si la abeja desaparece al hombre solo le quedan 4 años
atribuida a Albert Einstein, quien lamentablemente murió sin saber que la había dicho.
Esto impulsó un aumento en el interés por la apicultura o mejor dicho por las abejas, algunas veces legitimo, otras muchas solo por curiosidad o seguir la moda. Mucha gente ha pasado a pensar que el único requisito para tener abejas es que el cuñado le preste esa parcela que tiene allí, donde no crece nada y que por eso el no usa.
Formación en apicultura…¿para qué?
Nadie se plantea siquiera la necesidad de capacitarse ¿para qué? Si “según me dijo mi abuelo” las abejas se cuidan solas, y ellas saben lo que tienen que hacer. Por eso con esta paga extra comprare 5 colmenas, y me pegare al vecino, que es un viejito muy majo y me enseñara los trucos que él sabe, comprar tratamientos, no que va, si eso con este cartoncito y un poco de algo que yo te voy a preparar va que se matan y ¿alimentar? No hombre, las abejas comen del campo.
Y así poco a poco hemos llegado a la situación actual, donde las noticias dicen que las abejas colapsan mientras los censos dicen que cada vez hay más colmenas y más apicultores.
Entonces ¿alguien miente? ¿Alguien está equivocado?, pues no, ambas cosas son ciertas, cada vez se mueren más colmenas, por una simple razón, cada vez hay más, pero peor atendidas.
La culpa…¿de los novatos?
Ahora bien, no toda la culpa es de los novatos, las condiciones actuales, climáticas, económicas, sociales, han hecho que los apicultores profesionales deban hacer un manejo intensivo que muchas veces aumenta el riesgo sanitario, y más aun si se llevan a cabo malas prácticas de manejo.
En este escenario, el CCD se convertirá en la profecía auto cumplida, si se instala el mensaje de que las abejas se extinguen y como respuesta metemos más colmenas y más apicultores, llegaremos al punto que el sistema apícola colapsara.
¿Que se podría hacer entonces?
Mantener en equilibrio dinámico tanto la población de individuos que conforman la colmena, como la población de colmenas que se interrelacionan en los diversos ecosistemas productivos.
Disminuir la incidencia y prevalencia de las enfermedades producidas por hongos, virus, bacterias y parásitos, sin el uso de antibióticos u otros químicos de síntesis.
Generar herramientas que permitan a apicultores, técnicos, directivos e instituciones vinculadas al sector apícola, alcanzar los objetivos productivos, comerciales y ambientales propuestos.
Desarrollar herramientas que permitan instrumentar y cumplir las regulaciones sanitarias establecidas por la Autoridad Competente.
¿Cómo llegamos a eso?
Con capacitación de calidad, no solo a nivel de los apicultores sino de los agentes de la autoridad competente, que deben ser quienes estén allí no simplemente para sancionar, sino para explicar y acompañar a los productores, más allá del tamaño de explotación.
Solo así lograremos que la apicultura no acabe con la apicultura.
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