El mercado de la miel estuvo muy activo durante los últimos meses de 2021 y los
primeros de 2022, ambientado por el dumping detectado en los principales proveedores de
Estados Unidos del cual Uruguay sacó provecho para vender más y a mejor precio, en una
cosecha que fue muy buena. Sin embargo, esa suerte está dejando de correr, porque el
mercado está volviendo a la realidad y se prevé una menor demanda para los próximos meses.
Desde el comienzo de la cosecha, en octubre, se llevan exportadas unas 9.000 toneladas de
un total de 12.000. Christophe Lhéritier, director de la exportadora de miel Urimpex,
comentó que el precio promedio comercializado fue bueno, aunque ese valor no llega en su
totalidad al productor, por un tema de fletes marítimos. No obstante, manifestó su optimismo
en que estos costos bajen para esta próxima zafra.
El promedio de valor que recibió el productor fue de US$ 2,60 por kilo. Es un buen precio,
sostuvo, sobre todo con un dólar a 40 pesos.
En Europa los precios están más bajos y hubo una menor demanda. “Este año, hasta el
momento, hemos vendido el 80% de nuestra miel a Estados Unidos y el resto a distintos
países de Europa”, contó el exportador a El País.
Lhéritier comentó que las perspectivas son de una menor demanda, sobre todo, desde
Estados Unidos porque el dumping ya está aclarado. “Si bien vamos a vender más que otros
años, no va a ser tanto como está zafra”, dijo.
Por su parte, Europa atraviesa una sequía importante, sobre todo, en España, Francia, Italia,
Alemania y algunos países de Europa del este. Eso genera una menor producción y
ambientará a un aumento en la demanda de miel. No obstante, el euro bajó mucho (20%) y
hay una inflación alta, por lo que la gente, en vez de consumir miel, demandará productos
azucarados más baratos.
“En agosto, verano europeo, no vamos a tener mucha demanda porque hay menos consumo.
El fuerte comienza en septiembre y octubre, por lo que determinar hoy el precio es
complicado”, dijo.
El sector apícola “está relativamente bien”, comentó Lhéritier. Soportó años muy difíciles
(2017 y 2018), pero luego recuperó los precios. Es, además, un sector que no depende
exclusivamente de la apicultura, dado que el 80% de los apicultores tienen otras fuentes de
ingresos. “Este año fue un buen año, con una buena cosecha que fue vendida a un buen
precio. Eso da una espalda por si los precios bajan”, concluyó.
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