Asturias es tierra de buena miel desde tiempos inmemoriales. El mérito lo comparten la naturaleza, que propicia la labor de las abejas, y los apicultores, que fomentan una producción dispuesta a crecer y llegar al resto del mercado español. Tras largos años de trabajo y espera, la miel de la región cuenta con una Indicación Geográfica Protegida (IGP), que la equipara, por ejemplo, a la de Galicia, con la misma figura ,o a la de La Alcarria o Granada, dos de las mieles españolas amparadas por una Denominación de Origen Protegido (DOP)....