sábado, 29 de abril de 2023

Argentina. Cooperativa Los Zanganos de Chancaní, trabajan mieles de monte.

  sábado 29 de abril de 2023


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“Los Zánganos hacemos apicultura de monte, familiar y cooperativa”

Un grupo de apicultores, cerca de Chancaní, hace la alquimia perfecta para los amantes de la miel: sus alacenas están completas de mieles transparentes, doradas, rojizas, orgánicas, por el origen y “por el cuidado que tienen con las colmenas”, como dicen. Los Zánganos gestionan su propia sala comunitaria de extracción y comercializan sus maravillas a precio justo. Los colores de las mieles, sus procedencias, sus propiedades y cómo un equipo de trabajadores (junto al INTA y a la Comuna) revaloriza sus producciones, abraza el monte agreste en el que nacieron, viven y producen, y refleja, en cada frasco, la biodiversidad de su territorio.

Por Soledad Sgarella para La tinta

Los reflejos que dan los frascos cuando los atraviesa el sol son una imagen diseñada especialmente para el otoño. Llega esta época de hibernar un poco. Imposible no querer unas tostadas con manteca y miel. ¿Pero qué miel? ¿Cuántas veces hemos leído de mieles adulteradas? ¿Cuánto habrá de verdad en esos frascos que se venden? ¿Es cierto que, si son puras, se cristalizan? ¿Por qué hay de distintos colores?

Muchas preguntas para un producto tan familiar, ¿no? Los Zánganos nos responden todo. El grupo de apicultores (dos apicultoras y nueve apicultores) que viven en los parajes rurales de Santa Rosa, La Cañada y El Quemado, cerca del pueblo de Chancaní, en el oeste de Córdoba, hacen mieles confiables. Su proyecto, dicen, les arraiga en ese monte agreste en el que nacieron, viven y producen, y sus productos apícolas reflejan la biodiversidad del territorio: las colmenas lo habitan entre algarrobos, quebrachos, breas, mistoles, chañares, jarillas, garabatos, talas y tintitacos, y son producidas -según sus palabras- por abejas fuertes adaptadas a los extremos climáticos, bajo manejo responsable y sostenido por la gestión comunitaria.

Hace varios años, con otras familias y junto con el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y la Comuna, empezaron a trabajar en proyectos de valorización del monte, con una justificación tan cristalina como una de las variedades de miel: “Nosotros vivimos con el monte. Así también vivieron nuestros padres y nuestros abuelos, con el monte. Nuestras familias han vivido toda la vida acá, pero la apicultura no es algo que aprendimos de nuestros padres, no. Los apicultores eran empresarios que venían de afuera, traían las colmenas para aprovechar las floraciones del monte, se llevaban las alzas llenas de miel y casi que no quedaba nada para nadie. Y nosotros veíamos que el monte florece mucho y que, para los que tenemos campos chicos, era una posibilidad, porque las abejas recorren los montes de un lado al otro; pero, claro, empezar es caro. Un compañero, que empezó primero y que ahora le va muy bien con las colmenas, nos decía que nos animáramos a empezar y ahí fuimos planeando que, si varios nos metíamos en esto, también íbamos a tener que tener un lugar para extraer las mieles de todos. Porque lo pensamos todo junto: qué vamos a producir, cómo lo vamos a hacer y cómo lo vamos a ofrecer, porque pensar así nos va organizando lo que hay que hacer”, dice con claridad....

https://latinta.com.ar/2023/04/zanganos-miel-apicultura-cooperativa/

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