domingo, 7 de agosto de 2011

Mexico. Los muéganos, una dulce tradicional de más de un siglo

domingo 7 de agosto de 2011



Una delicia popular de la región

Los muéganos, una dulce tradicional de más de un siglo


Hechos de miel con suave sabor anís y están cubiertos con una oblea, llevan más de 106 años en la región y se han covertido en un ícono dentro de la gastronomía de la zona.
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  • 2011-08-07•Reportaje
Foto: Apolonia Amayo
Nacieron en San Martín Texmelucan allá por 1905 de acuerdo a las recetas que Doña Flora Álvarez escribió un día que comenzó a experimentar con la harina para hacer un tipo de pan distinto a los pasteles que tradicionalmente vendía. Buscaba ofrecer algo diferente a su clientela, así fue tejiendo ideas y aplicándolas en la práctica hasta que surgió una galleta a la que le puso por nombre muégano.
En un principio era redonda, tenía una cubierta de miel con un suave sabor a anís, la cubría con una delgada oblea de harina y la fraccionaba en cuadritos para así vénderla. El sabor era distinto al pan tradicional y a los pasteles que vendía; esta nueva galleta comenzó a gustar a las personas, así se comenzó a popularizar en esa población.
Con el paso de los años, doña Flora dejó su panadería “Dalia” a su hijo Pioquinto Bustamante Álvarez, él además de hacer los pasteles que era lo “fuerte” para sobrevivir, continúo con los muéganos, sin embargo en 1938 decidió dejar su tierra natal y trasladarse a Tehuacán en busca de mejor suerte.
Llego aquí y se instaló en la calle 9 Oriente esquina con Paseo Hidalgo, donde estuvo 48 años, ahí comenzó a hacer muéganos que no sólo comercializaba él, creó una red de vendedores que se instalaban en las principales esquinas de la ciudad, donde en una mesa pequeña de madera exhibían el producto, al caer la noche, en una parte de la mesa tenía una perforación, ahí colocaban un farol cubierto con papel china rojo y amarillo, la tenue iluminación indicaba a los consumidores que ahí se encontraba un mueganero.
Otros más que también llevaban sus faroles, decidían caminar por las calles de la ciudad y para hacerse escuchar entre la gente pregonaban , “ya llego su mueganero que los viene a saborear, muéganos de harina y huevo de su marca el águila real”.
Tenían este tipo de iluminación, porque en ese entonces Tehuacán no tenía la suficiente cobertura en el servicio de energía eléctrica y a falta de ello optaban por los faroles que en su interior tenían una vela.
Por su sabor y precio accesible, los muéganos comenzaron a tener demanda, la gente de esta ciudad poco a poco los fue adoptando como propio, porque no había una galleta artesanal que fuera de la ciudad y que se ofertara en la vía pública, pero sobre todo que gustara a la gente.
Fue así como Don Pioquinto Bustamante en 1980 involucró en esta actividad a su hijo Facundo Bustamante Cervantes, quien tomó como suya la receta heredada por su abuela, adoptó su equipo para hacer un cambio en su presentación, en lugar de que la galleta fuera redonda, la comenzó a hacer de forma rectangular.
Él apoyado por sus hijas Claudia, Víctor, Julio César, Ivonne y Angélica Bustamante Méndez, decidieron continuar con esta tradición que lleva ya cuatro generaciones, tiempo que ha permitido que los muéganos no sólo se identifiquen como de Tehuacán y sean el postre en el platillo del mole de caderas que también es propio de esta ciudad, sino que se conozcan en varios estados del país al participar en ferias y exposiciones artesanales; han trascendido tanto que hoy en día la receta de Doña Flora Álvarez se sigue disfrutando y cuando algún visitante llegan a esta ciudad lo primero que les recomiendan u obsequian, son los tradicionales muéganos que tienen 106 años de estar en el gusto de las personas.
Como muéganos
La palabra muégano además del dulce, remite también a la frase popular mexicana: andar como muéganos esto lo explica el sociólogo Fernando Escalante, quien propone la Teoría del Muégano en donde hace una analogía y dice que el muégano es una forma de socializar, crear vínculos de todo tipo que resulta en una confusión de ámbitos.
Explica que la mayor virtud del muégano es su naturaleza pegajosa, su capacidad para crecer sumando arrimados, parientes, allegados, parientes de conocidos de arrimados, y prohijando contactos: ya sea un jardinero, un vendedor, un policía, un político… A estos contactos se los valora de acuerdo a su eficacia y su lealtad. No se valora el que sean justos, correctos o que cumplan con todas las reglas. Al contrario, lo que sirve es que siempre pueden hacer una excepción para saltar por encima de las normas y darle una ayuda al amigo, al compadre, al contacto. De esta manera, se confía más en el muégano que en el sistema institucional. Se acude al amigo antes que a la instancia oficial. ¡
Tehuacán · Apolonia Amayo

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