sábado 1º de setiembre de 2012
https://www.facebook.com/groups/calendarioapicola/permalink/453165261372994/
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CRISIS MUNDIAL, RINDES Y PRECIOSCombo fatal para la apicultura nacional
Portal Apícola | Viernes 24 de Agosto de 2012
www.api-portal.com.ar
En los últimos años la apicultura argentina ha ingresado en una nueva fase crítica en lo que respecta a su sustentabilidad futura como actividad rentable.
Por Lisandro Mogliati
Lic. en Gestión de Negocios Internacionales
Habitualmente la Argentina compite con China para saber, año a año, quien es el país líder en las exportaciones mundiales de miel a granel (es bueno tener en cuenta este dato, porque se trata de una exportación tipo “comoditie” sin mayor valor agregado y en tambores sin diferenciación por calidad o derivación floral de la miel).
En los últimos años la apicultura argentina ha ingresado en una nueva fase crítica en lo que respecta a su sustentabilidad futura como actividad rentable.
Con un número en franca reducción de productores que tengan a la apicultura como actividad principal, el negocio exportador se sustenta en gran parte, por una atomizada gama de pequeños apicultores dispersos en su ubicación geográfica que pugnan por espacios aptos para la instalación de apiarios en medio de una “sojización” total, estos apicultores a fuerza de una marcada vocación, aportan algunos tambores a un saldo exportable que se irá indefectiblemente ajustado a la baja (es dable recordar que la Argentina exporta el 95 por ciento de su producción).
Sin dudas que el factor climático, la pérdida de la biodiversidad (vegetal principalmente), los cultivos tradicionales y las prácticas agrícolas atestadas de plaguicidas, potentes herbicidas y fertilizantes atentan contra las abejas y su labor cotidiana en la producción de miel y derivados de la colmena, algunas de las tantas “externalidades negativas” de la producción agrícola extensiva que supimos conseguir.
Los datos del comercio internacional tampoco son poco alentadores, a la crisis internacional que afecta primordialmente a los países desarrollados, principales importadores de miel (en particular los miembros de la Unión Europea, donde la crisis financiera ha provocado verdaderos estragos en la economía) se suman restricciones sanitarias en Europa (con vocación proteccionista) como los OGM´s (más comúnmente llamados “transgénicos”) que obran como verdaderas barreras no arancelarias a nuestra miel y que se han erigido no solo en un obstáculo para el acceso a mercados sino como coadyuvantes de la disminución del precio de nuestra producción y un deterioro de la rentabilidad del negocio apícola.
En lo que a precios atañe, la cotización de la miel, en relación a lo que pagan actualmente los acopiadores y exportadores a los apicultores argentinos se mantiene apenas por encima de los 8 pesos por kilogramo (entre 8 y 8,60 han sido algunas de las cotizaciones relevadas).
Mientras tanto y estableciendo una comparación con el precio al que la miel llega a un consumidor de los EE.UU, país que también es productor de miel de relevancia (pero que a diferencia de la Argentina consume toda su producción e incluso debe importar grandes stocks para completar su consumo interno) en junio de este año logró alcanzar un récord de precio promedio de usd 5.67 por libra (equivalente a un poco menos de medio kilogramo), lo cual traducido en pesos argentinos el kilogramo rondaría los $ 40 pesos en góndola, cifra que se transforma en la más alta en los últimos cinco años en los EE.UU y multiplica por cinco el precio que se le paga al productor en nuestro país.
La cotización de la miel a nivel local (al menos en lo que respecta a lo que percibe un apicultor argentino) siguió la tendencia contraria y se redujo considerablemente en este último año y medio, cuando en 2010 había llegado a pagarse más de 10 pesos el kilogramo al productor.
A esta merma del precio, le siguieron rindes poco satisfactorios que no ayudan pues no superan los 25/30 kg. promedio por colmena (con varias regiones cuyos rendimientos están muy por debajo de esta cifra).
Como punto culmine de este combo, se agregan costos crecientes de producción que terminan por erosionar las posibilidades futuras de esta noble actividad alternativa y la posibilidad cierta de mantener en pié emprendimientos apícolas como actividad central, más aún en la zona núcleo sojera, donde la apicultura parece estar condenada a la extinción total, salvo aquellas pequeñas unidades productivas que en muchos casos son emprendimientos vinculados a hobbistas de la apicultura que no reparan en los quebrantos de la actividad.
Portal Apícola | Viernes 24 de Agosto de 2012
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En los últimos años la apicultura argentina ha ingresado en una nueva fase crítica en lo que respecta a su sustentabilidad futura como actividad rentable.
Por Lisandro Mogliati
Lic. en Gestión de Negocios Internacionales
Habitualmente la Argentina compite con China para saber, año a año, quien es el país líder en las exportaciones mundiales de miel a granel (es bueno tener en cuenta este dato, porque se trata de una exportación tipo “comoditie” sin mayor valor agregado y en tambores sin diferenciación por calidad o derivación floral de la miel).
En los últimos años la apicultura argentina ha ingresado en una nueva fase crítica en lo que respecta a su sustentabilidad futura como actividad rentable.
Con un número en franca reducción de productores que tengan a la apicultura como actividad principal, el negocio exportador se sustenta en gran parte, por una atomizada gama de pequeños apicultores dispersos en su ubicación geográfica que pugnan por espacios aptos para la instalación de apiarios en medio de una “sojización” total, estos apicultores a fuerza de una marcada vocación, aportan algunos tambores a un saldo exportable que se irá indefectiblemente ajustado a la baja (es dable recordar que la Argentina exporta el 95 por ciento de su producción).
Sin dudas que el factor climático, la pérdida de la biodiversidad (vegetal principalmente), los cultivos tradicionales y las prácticas agrícolas atestadas de plaguicidas, potentes herbicidas y fertilizantes atentan contra las abejas y su labor cotidiana en la producción de miel y derivados de la colmena, algunas de las tantas “externalidades negativas” de la producción agrícola extensiva que supimos conseguir.
Los datos del comercio internacional tampoco son poco alentadores, a la crisis internacional que afecta primordialmente a los países desarrollados, principales importadores de miel (en particular los miembros de la Unión Europea, donde la crisis financiera ha provocado verdaderos estragos en la economía) se suman restricciones sanitarias en Europa (con vocación proteccionista) como los OGM´s (más comúnmente llamados “transgénicos”) que obran como verdaderas barreras no arancelarias a nuestra miel y que se han erigido no solo en un obstáculo para el acceso a mercados sino como coadyuvantes de la disminución del precio de nuestra producción y un deterioro de la rentabilidad del negocio apícola.
En lo que a precios atañe, la cotización de la miel, en relación a lo que pagan actualmente los acopiadores y exportadores a los apicultores argentinos se mantiene apenas por encima de los 8 pesos por kilogramo (entre 8 y 8,60 han sido algunas de las cotizaciones relevadas).
Mientras tanto y estableciendo una comparación con el precio al que la miel llega a un consumidor de los EE.UU, país que también es productor de miel de relevancia (pero que a diferencia de la Argentina consume toda su producción e incluso debe importar grandes stocks para completar su consumo interno) en junio de este año logró alcanzar un récord de precio promedio de usd 5.67 por libra (equivalente a un poco menos de medio kilogramo), lo cual traducido en pesos argentinos el kilogramo rondaría los $ 40 pesos en góndola, cifra que se transforma en la más alta en los últimos cinco años en los EE.UU y multiplica por cinco el precio que se le paga al productor en nuestro país.
La cotización de la miel a nivel local (al menos en lo que respecta a lo que percibe un apicultor argentino) siguió la tendencia contraria y se redujo considerablemente en este último año y medio, cuando en 2010 había llegado a pagarse más de 10 pesos el kilogramo al productor.
A esta merma del precio, le siguieron rindes poco satisfactorios que no ayudan pues no superan los 25/30 kg. promedio por colmena (con varias regiones cuyos rendimientos están muy por debajo de esta cifra).
Como punto culmine de este combo, se agregan costos crecientes de producción que terminan por erosionar las posibilidades futuras de esta noble actividad alternativa y la posibilidad cierta de mantener en pié emprendimientos apícolas como actividad central, más aún en la zona núcleo sojera, donde la apicultura parece estar condenada a la extinción total, salvo aquellas pequeñas unidades productivas que en muchos casos son emprendimientos vinculados a hobbistas de la apicultura que no reparan en los quebrantos de la actividad.
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