martes 19 de diciembre de 2017
Una colmena de problemas para las abejas a causa de los pesticidas
http://www.eltiempo.com/vida/medio-ambiente/pesticidas-estan-acabando-poblacion-de-abejas-y-otros-animales-en-colombia-147950
Una colmena de problemas para las abejas a causa de los pesticidas
Múltiples factores, como los agrotóxicos, intervienen en la muerte masiva de estos insectos.
Por: Tatiana Pardo Ibarra
03 de noviembre 2017 , 07:38 p.m.
El declive de las abejas es una problemática global. La destrucción de su hábitat, el ácaro varroa –que invade larvas de las colmenas y mata a las más adultas–, la reducción de la diversidad de plantas y árboles florales, el desenfrenado uso de los pesticidas y el cambio climático son un coctel tóxico que amenaza la vida de estos animales.
Colombia ya está experimentando una mortandad de colmenas y no se ha hecho lo suficiente por remediar la situación o, al menos, comprender a profundidad de qué se trata todo esto. En los últimos tres años, según el Colectivo Abejas Vivas, se han muerto en el país por envenenamientos masivos con agrotóxicos un 34 por ciento (15.677) del total (46.186) de colmenas reportadas hasta julio de este año.
Investigaciones científicas advierten que los insecticidas contienen una sustancia que hace que las abejas mueran al consumirla o, en su defecto, queden desorientadas, su retentiva disminuya y se vuelvan más susceptibles a adquirir enfermedades.
“El sector apícola es un termómetro que mide lo que pasa con las abejas en Colombia. Pero el problema trasciende y llega hasta mariposas, colibríes y algunos lagartos. Es la punta del iceberg y el Estado no está preparado para asumirlo porque no es prioridad en su agenda y no cuenta con los recursos ni con funcionarios especializados”, asegura Carlos Lozano Acosta, abogado de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente.
Investigaciones científicas advierten que los insecticidas contienen una sustancia que hace que las abejas mueran al consumirla o, en su defecto, queden desorientadas, su retentiva disminuya y se vuelvan más susceptibles a adquirir enfermedades.
“El sector apícola es un termómetro que mide lo que pasa con las abejas en Colombia. Pero el problema trasciende y llega hasta mariposas, colibríes y algunos lagartos. Es la punta del iceberg y el Estado no está preparado para asumirlo porque no es prioridad en su agenda y no cuenta con los recursos ni con funcionarios especializados”, asegura Carlos Lozano Acosta, abogado de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente.
El problema trasciende y llega hasta mariposas, colibríes y algunos lagartos. Es la punta del iceberg
Las primeras denuncias que llegaron al Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) por posible mortandad de colmenas a causa de agroquímicos, fueron en el año 2016. Venían de Pasca, Cundinamarca, y varios municipios del Quindío. Para ese entonces no existía ninguna entidad dedicada a monitorear el sector apícola. Tras varias visitas a campo corroboraron la problemática y se dio inicio a un programa de sensibilización. Ahora dictan talleres sobre la importancia de la polinización, la compra de productos legales, el uso adecuado de las dosis, el reconocimiento de las especies que viven alrededor de los cultivos, entre otros.
Andrea Amalia Ramos, profesional de la dirección técnica de sanidad vegetal del ICA, es consciente de la problemática: “No hay una política nacional clara, ni recursos económicos para invertir, hay muchos sectores involucrados, no se ha visibilizado la importancia de las abejas para los humanos. Además, es un sector que no está organizado y desconfía del Estado”.
A Ramos le preguntan con frecuencia por qué el ICA le da registro a productos que envenenan a las abejas y acaban con el sustento económico de centenares de familias. “Pero nosotros no tenemos nada que ver”, dice. “Al ICA el producto llega con dos conceptos técnicos previos: el toxicológico, que lo da el Instituto de Salud, y el de medioambiente, que lo da la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla). Ya con eso podemos hacer pruebas de eficacia (si funciona o no para atacar a la plaga)”, explica.
En esta discusión, son varios los sectores que deberían estar involucrados. Mientras el Ministerio de Agricultura asegura que hace un monitoreo para saber cuántos apicultores, colmenas y kilos de miel se producen al año en Colombia, los apicultores se sienten relegados. “Los apicultores no se reportan porque a ellos no les interesa formalizarse pues temen que se les cobre impuestos. Son un sector informal y pequeño. Sin embargo, son importantes en términos ambientales pero poco representativos en términos económicos”, dice Evelyn Naranjo, secretaria técnica nacional de la cadena de abejas y apicultura.
Según Naranjo, la entidad sí ha recibido “denuncias, aunque no muchas” sobre los efectos que tienen los pesticidas en sus colmenas, por lo que han empezado una campaña en varios municipios para levantar información y hacer encuestas que permitan medir los impactos. “También es cierto que muchos apicultores ponen sus colmenas cerca de cultivos, tal vez por el mismo desconocimiento”, dice.
En Colombia, la mayor cantidad de colmenas se registran en las regiones Andina y Atlántica, en departamentos como Sucre, Bolívar, Córdoba y Huila. Según Minagricultura, se estima que existen cerca de 97.000 colmenas y 3.000 apicultores, lo que genera 6.000 empleos directos y otros 6.000 ocasionales.
Buscando una soluciónAndrea Amalia Ramos, profesional de la dirección técnica de sanidad vegetal del ICA, es consciente de la problemática: “No hay una política nacional clara, ni recursos económicos para invertir, hay muchos sectores involucrados, no se ha visibilizado la importancia de las abejas para los humanos. Además, es un sector que no está organizado y desconfía del Estado”.
A Ramos le preguntan con frecuencia por qué el ICA le da registro a productos que envenenan a las abejas y acaban con el sustento económico de centenares de familias. “Pero nosotros no tenemos nada que ver”, dice. “Al ICA el producto llega con dos conceptos técnicos previos: el toxicológico, que lo da el Instituto de Salud, y el de medioambiente, que lo da la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla). Ya con eso podemos hacer pruebas de eficacia (si funciona o no para atacar a la plaga)”, explica.
En esta discusión, son varios los sectores que deberían estar involucrados. Mientras el Ministerio de Agricultura asegura que hace un monitoreo para saber cuántos apicultores, colmenas y kilos de miel se producen al año en Colombia, los apicultores se sienten relegados. “Los apicultores no se reportan porque a ellos no les interesa formalizarse pues temen que se les cobre impuestos. Son un sector informal y pequeño. Sin embargo, son importantes en términos ambientales pero poco representativos en términos económicos”, dice Evelyn Naranjo, secretaria técnica nacional de la cadena de abejas y apicultura.
Según Naranjo, la entidad sí ha recibido “denuncias, aunque no muchas” sobre los efectos que tienen los pesticidas en sus colmenas, por lo que han empezado una campaña en varios municipios para levantar información y hacer encuestas que permitan medir los impactos. “También es cierto que muchos apicultores ponen sus colmenas cerca de cultivos, tal vez por el mismo desconocimiento”, dice.
En Colombia, la mayor cantidad de colmenas se registran en las regiones Andina y Atlántica, en departamentos como Sucre, Bolívar, Córdoba y Huila. Según Minagricultura, se estima que existen cerca de 97.000 colmenas y 3.000 apicultores, lo que genera 6.000 empleos directos y otros 6.000 ocasionales.
Pero este no es un problema solo de Colombia. La última publicación en la revista Science sobre este tema lanza una nueva alerta mundial: de 198 muestras de miel que fueron recogidas de todos los continentes, el 75 por ciento contenían al menos un neonicotinoide. ¡Están contaminadas! La ampliación de la actividad agrícola, el uso de plaguicidas, herbicidas y fertilizantes ha provocado la disminución de hasta un 82 por ciento de los insectos del campo en los últimos 27 años, advierte otro estudio, publicado en la revista Plos One, en la que participaron docenas de entomólogos en Alemania.
Por eso el pasado 18 de octubre se radicó ante la Cámara de Representantes un proyecto de ley “por medio del cual se crean mecanismos para la defensa de polinizadores, fomento de la cría de abejas y desarrollo de la apicultura en Colombia”.
El documento propone la creación de un Sistema Nacional de Apicultura y otros Polinizadores, en cabeza del Ministerio de Agricultura. Además de implementar una Política Nacional de Conservación de los Polinizadores, que estaría a cargo del Ministerio, con la idea de regular agrotóxicos, deforestación, adaptación al cambio climático y manejo de abejas en lugares urbanos.
Según Juan Manuel Rosso, miembro de Abejas Vivas, el colectivo registra casos en los que se evidencia una mortandad masiva de entre 100 y 400 colmenas. Los cultivos de aguacates, kiwi, ahuyama, melón, pepino, tomate, berenjena, café, cítricos, nueces y girasol, entre otros, se verían gravemente afectados si la tendencia continúa, pues el 84 por ciento de las siembras necesitan a las abejas o a otros insectos para polinizar y aumentar su rendimiento y calidad.
TATIANA PARDO IBARRA
EL TIEMPO @Tatipardo2
Por eso el pasado 18 de octubre se radicó ante la Cámara de Representantes un proyecto de ley “por medio del cual se crean mecanismos para la defensa de polinizadores, fomento de la cría de abejas y desarrollo de la apicultura en Colombia”.
El documento propone la creación de un Sistema Nacional de Apicultura y otros Polinizadores, en cabeza del Ministerio de Agricultura. Además de implementar una Política Nacional de Conservación de los Polinizadores, que estaría a cargo del Ministerio, con la idea de regular agrotóxicos, deforestación, adaptación al cambio climático y manejo de abejas en lugares urbanos.
Según Juan Manuel Rosso, miembro de Abejas Vivas, el colectivo registra casos en los que se evidencia una mortandad masiva de entre 100 y 400 colmenas. Los cultivos de aguacates, kiwi, ahuyama, melón, pepino, tomate, berenjena, café, cítricos, nueces y girasol, entre otros, se verían gravemente afectados si la tendencia continúa, pues el 84 por ciento de las siembras necesitan a las abejas o a otros insectos para polinizar y aumentar su rendimiento y calidad.
TATIANA PARDO IBARRA
EL TIEMPO @Tatipardo2
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