martes 12 de febrero de 2019
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Las islas Pitcairn (Pitcairn Island) son conocidas por dos cosas: sus habitantes son descendientes de los amotinados del barco Bounty que decidieron quedarse por allí en 1790, y se trata del país con menos población del mundo, concretamente unos 46 habitantes
Madrid – 10 JUL 2015 – Iker Morán
Pero en realidad -que no se pongan nerviosos los amantes del Trivial- no es una nación soberana, sino que este pequeño archipiélago situado en la Polinesia de Oceanía sigue perteneciendo al Reino Unido con la denominación de Territorio de Ultramar.
Pero tras llegar a estos dos curiosos datos en una de esas absurdas e interminables búsquedas que empiezan en un lugar y acaban en algo que no tiene nada que ver, resulta que hay un tercer elemento que hace interesantes a estas islas: la miel.
De hecho, este producto ocupa un lugar muy destacado en la economía de este territorio en el que la venta de sellos -se ve que lo del Bounty tiene mucho tirón entre los ingleses- es la principal fuente de ingresos para las nueve familias que habitan en Pitcairn. Sobre todo desde que hace unos años se potenciara su producción para animar la economía de la isla.
¿Y qué tiene de especial esta miel que incluso se ha convertido en el desayuno favorito de la familia real inglesa? Básicamente que la isla está tan alejada de cualquier otro territorio que la abejas no tienen otro remedio que apañarse con las plantas y flores de allí, dando como resultado una miel muy pura, floral y con tonos tropicales, según explican los expertos en la materia.
Quienes tengan curiosidad por probarla no lo tienen demasiado fácil. Aunque se supone que algunas tiendas de Londres la comercializan, ahora mismo no hay rastro de ella en Fortnum & Mason ni en Partridges, dos proveedores con el sello de la casa real que suelen disponer de ella en su catálogo. Así que sólo queda una opción: comprarla on-line en la tienda oficial de Pitcairn y abonar los 12 dólares de Nueva Zelanda (casi 8 euros) que cuesta cada bote.
El pedido mínimo son dos, a los que hay que sumar otros 3 dólares de gastos de manipulación y otros 26 (unos 17 euros) de gastos de envío. Y esperar al próximo barco, claro. Según explican algunos que se han atrevido, pidieron la miel en julio y llegó en noviembre, así que pacie
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